V foro abc salud
Medicina de diseño
La secuenciación del Genoma ha cambiado la forma de concebir los tratamientos, que se individualizan para luchar contra males como el cáncer
pilar quijada
La obtención de la secuencia del genoma humano hace ahora diez años abrió la puerta a la medicina personalizada, una nueva forma de abordaje clínico en la que el diagnóstico a partir de los síntomas irá dejando paso paulatinamente a la detección temprana de riesgos ... para evitar que estos se manifiesten en enfermedades, al menos en teoría. Un panorama tal vez aún algo lejano que el premio Nobel de Medicina Francis Collins, uno de los impulsores del Proyecto Genoma Humano, recoge en su libro «El lenguaje de la vida. El DNA y la revolución en la medicina personalizada». Sin embargo, los primeros pasos ya se están dando y la pregunta ahora es si los sistemas sanitarios actuales podrán adaptarse al cambio que supone esta nueva forma de concebir la atención sanitaria, como reflexiona el Nobel Collins.
Sobre esta nueva visión de la medicina debatieron expertos en oncología, economía de la Salud, bioética y de la industria farmacéutica en el V Foro de ABC Salud sobre «Medicina personalizada y oncología», patrocinado por la compañía Lilly y presidido por el consejero de Sanidad de la Comunidad Valenciana, Manuel Cervera. Porque si hay un campo que se ha beneficiado de los datos aportados por la secuenciación del genoma humano, ése es precisamente el del cáncer, y en especial el de mama, «una patología frecuente que requiere tomar decisiones cada vez más sofisticadas basadas en la genética.
Y esta forma de medicina, muy adelantada en el cáncer de mama, es también necesaria en el cáncer de pulmón, donde cada vez hay más información genética disponible para tomar decisiones», explicaba Rafael Rosell, director científico del laboratorio de Biología Molecular del Instituto Catalán de Oncología. Una información genética que permite conocer de antemano las señas de identidad del tumor y su respuesta a los tratamientos existentes, para garantizar la efectividad y evitar efectos secundarios innecesarios. Atrás van quedando los protocolos estándar y con el tiempo se pasará de una medicina «pret a porter» a otra «de diseño», a la medida de cada paciente.
Aunque queda mucho camino por recorrer, como resaltaban los expertos presentes en el foro, se están recogiendo los primeros frutos. Por ejemplo, la forma de tratar un cáncer de mama ha cambiado radicalmente en tan sólo cinco años. Entonces, se aplicaban a cada paciente todos los tratamientos existentes: cirugía, quimioterapia, radioterapia, tratamiento hormonal. «Así lográbamos curar a muchas mujeres, pero otras sufrían efectos secundarios de forma innecesaria. Ahora gracias a los test genéticos previos, podemos seleccionar aquellas pacientes que no requieren quimioterapia. Pero aún tenemos que avanzar más. Desde el Grupo Español de Cáncer de Mama estamos trabajando en colaboración con hospitales americanos en perfiles genómicos para determinar la respuesta selectiva de cada tipo de tumor a los fármacos disponibles», explica Miguel Martín, presidente del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam).
Estos avances permitirán que en futuro no muy lejano la quimioterapia sea mucho más selectiva, «de la mano de un agente biológico, irá dirigida al tumor y no a los tejidos sanos. Nosotros hemos trabajado en una envuelta liposomal que transporta el herceptin, indicado en cáncer de mama, y va dirigida contra las células que expresan un determinado marcador, y se eliminan incluso las células resistentes a este fármaco», explica Alfredo Carrato, jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. Y es que uno de los pilares de la medicina personalizada es la farmacogenómica, una disciplina que permite identificar la forma en que cada paciente responde a los fármacos. Un aspecto crucial cuando se habla de cáncer, donde cada tumor tiene una respuesta específica, como resaltaba Miguel Martín: «Se trata de basar en el genoma del paciente y en el genoma del tumor las decisiones terapéuticas».
Test predictivos
Otro cimiento importante para desarrollar este tipo de medicina individualizada son los tests predictivos, que permiten, por ejemplo, determinar el riesgo de recaída de un determinado tumor, de los que ya se benefician ya pacientes con cáncer de mama o colon. Aquí tienen una importancia fundamental los biomarcadores, un campo prometedor, como apuntaba el economista Pedro Gómez Pajuelo, subdirector general del Instituto de Salud Carlos III de Madrid. Gracias a estas moléculas que se expresan en determinados tumores se puede establecer el riesgo de un paciente de padecerlo.
«La inversión en este tipo de pruebas ahorra seis meses de toxicidad por la quimioterapia y de coste del tratamiento», aclara Alfredo Carrato. Resaltaba también este oncólogo que en el hospital del futuro cada vez se dará más peso a la prevención, y las unidades de consejo genético tendrán un papel relevante en el asesoramiento a personas con antecedentes de cáncer familiar hereditario.
Sin embargo, aunque la base de esta nueva medicina es la genética, en España esta especialidad aún no está reconocida, como denunciaba el experto en bioética Fernando Abellán, profesor de la Escuela Nacional de Sanidad: «Si verdaderamente se quiere apostar en España por una medicina personalizada, faltan profesionales con capacidad acreditada en el campo de la genética, como existen en otros países de nuestro entorno». Un aspecto en el que se mostró de acuerdo el consejero Cervera.
Asignatura pendiente
El papel del médico especialista también ha de cambiar para ajustarse a la práctica clínica del futuro: «La biología molecular es una de las asignaturas pendientes de los oncólogos, que han de estar al día en las últimas investigaciones y han de pasar de meros médicos que asisten al paciente a otros que debe absorber de forma urgente los conocimientos en biología molecular, para que se puedan trasladar a la clínica los avances en investigación», apuntaba Rosell.
Un aspecto en el que incidía también Carrato, que apuntaba que aún no se contempla en los hospitales el desarrollo traslacional, es decir, la traducción práctica clínica de las últimas investigaciones: «A un gerente de hospital le preguntan por el índice de rotación de camas o los pacientes atendidos en urgencias, pero no tiene que dar cuentas de si se hace investigación en su hospital, no se lo recompensan económicamente y no es un objetivo del centro. Asistencia e investigación han de ir de la mano».
Los pacientes también estuvieron representados en el foro de ABC, y su punto de vista lo puso sobre la mesa Albert Jovell, presidente del Foro Español de Pacientes. Para Jovell, más que de medicina personalizada debería hablarse de trato personalizado. En su opinión, una enfermedad tan compleja como el cáncer debería tratarse en centros de referencia, que cuenten con personal muy especializado que no es posible encontrar en todos los hospitales. Esto garantizará la igualdad en la asistencia, independientemente del centro al que se acuda. Además hizo una llamada de atención sobre la necesidad de una atención específica para el paciente una vez superada la enfermedad, que se encuentra en tierra de nadie, entre la primaria y el oncólogo.
Jovell también expresó su preocupación por el coste de estos nuevos medicamentos: «La industria farmacéutica se equivoca al competir con los que especulan en los mercados financieros. Lógicamente las farmacéuticas pierden y tienen que compensarlo poniendo un precio a los medicamentos que la Administración no puede pagar y los pacientes se quedan sin ellos. Si lo que hacen tiene una labor social, hay que protegerlo», argüía.
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