DIRECTOR DEL PLANETARIO DE PAMPLONA
Armentia: «Todas las culturas miran al cielo y reflejan en él sus necesidades»
Ejerce de titiritero y «estrellero» de la Ruta Quetzal, en la que se encarga de hacer que los jóvenes expedicionarios detengan su mundo un segundo y aprendan a observar el universo boca arriba
Armentia: «Todas las culturas miran al cielo y reflejan en él sus necesidades»
Afable y cordial en el trato, cuando habla de las estrellas se paraliza el tiempo en tierra firme. Dirige el Planetario de Pamplona desde 1990 y, en la Ruta Quetzal, este profesor de Astronomía, gran divulgador y comunicador científico como pocos es el ... encargado de tumbar boca arriba a más de 200 jóvenes para que detengan su mundo un segundo y observen el cielo con la única herramienta de su mirada. Él apunta con un láser y les muestra, en medio de un silencio inexpugnable, dónde está la estrella alfa o beta en los cielos del sur, en Perú, donde recala la travesía este año.
Nacido en 1962 en Vitoria, ha presidido la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico, es miembro español del consejo de administración de la "International Planetarium Society" y vocal de la junta directiva de la Asociación Española de Comunicación Científica. Colabora habitualmente en prensa, radio y televisión y dirige una colección de libros, además de impartir clases en varias universidades. Pero, pese a este currículo insaciable, devora los minutos y las anécdotas que le procura su convivencia con los jóvenes de la Ruta. Es, además, el "bombo" de los titiriteros que animan con sus cánticos cada metro de la caminata por Iberoamérica y España.
-¿Cuántos años hace que viene a la Ruta y cuál es su papel en ella?
-Empecé a venir en el año 95 que precisamente la Ruta recorrió Perú también y Ecuador, a raíz de haberme encontrado con Miguel de la Quadra-Salcedo . Él me propuso venir y hablarles a los jóvenes del cielo. Las expediciones que se habían hecho y que rememoraba la Ruta Quetzal se habían hecho gracias a una navegación relacionada con el conocimiento de la Astronomía; en el sentido de que Colón era un buen astrónomo, un buen piloto que sabía cómo navegar guiándose por las estrellas. Había otras expediciones que habían ido conociendo algo de ciencia, de astronomía y había un mundo entero que miraba al cielo y veía otras constelaciones. Me propuso jugar con todos estos elementos y hacer de "estrellero" de la ruta.
-Colabora también con los titiriteros... ¿es un poco hombre orquesta, no?
-Sí, bueno, pero eso es un poco el juego. Yo creo que nos pasa a todos los que estamos en esta expedición que es una especie de familia de locos. Todos hacemos un poco de todo. Me dijeron: “Toca un poco el bombo, y lo hago fatal, pero bueno, lo hago”.
-¿Y es esta familia que han creado lo que le enamora de la Ruta para volver?
-En una parte importante sí. Pero como divulgador de la astronomía, tienes pocas oportunidades de acceder a un público tan interesado como éste. Fíjate que aquí hay una selección de estudiantes de países muy diferentes, con herencias culturales muy diversas, y la oportunidad de hablarles del cielo que nos une a todos es demasiado atractiva. Luego está la convivencia con los jóvenes, descubres realidades diferentes. A ellos les marca de una manera muy especial, pero también a nosotros. Yo creo que es uno de los aspectos que más me han enriquecido siempre y por eso sigo viniendo.
-¿Cómo consigue que los chavales le sigan con tanta atención y despertar en ellos el interés por la ciencia?
-Porque estaban muy cansados (dice chistoso). En los primeros años veníamos con un planetario y dábamos sesiones de estrellas, pero un día me dije: "Es más bonito -incluso aunque se nuble, como nos pasa a menudo- usar ese escaparate, ese espejo enorme que es el cielo y entonces las charlas tienen que ser necesariamente por la noche". Los días de la ruta son muy densos y con muchas actividades, así que el tono de la clase quiere huir de lecciones y clases, quiere ser el momento del relajamiento que tenemos todos al mirar al cielo. Yo creo que todas las culturas lo han hecho: miras al suelo todo el día porque nos ocupan muchas cosas, pero llega un momento en que miras al cielo y piensas en lo bonito que está, en la Luna... Yo quería recuperar un poco eso, por eso son charlas completamente a oscuras, no les digo a los chavales que tomen apuntes ni nada de eso, porque ya habrá tiempo y la documentación está ahí. Las charlas tienen que ser con ellos tumbados, en una actitud diferente, porque no quiero que sea una clase, sino una charla como cuando te vas al pueblo en verano, subes una noche a algún lugar, miras al cielo y ese día divagas de lo divino y lo humano . Se trata de jugar exactamente a eso con los chavales. Además, ellos colaboran muy bien.
-¿Hay alguna diferencia entre el cielo que miramos en España o cuando lo miramos aquí, en Perú, por ejemplo?
Hay una gran diferencia : aquí hay menos faroles, luces y progreso. Asociamos progreso al alumbrado público, pero nuestro progreso es engañoso, porque aquí el cielo es mucho más bonito. En España se hace de noche, se prenden las farolas y entre la contaminación y el humo no vemos nada. Aquí vemos que el cielo puede ser un espectáculo más claro.
Pero luego uno descubre que el cielo es el mismo, vivimos bajo un mismo cielo, estemos aquí o en otro lado hay muchas cosas comunes. Es imposible no darse cuenta de que algo pasa, de que vivimos en un mundo redondo y de que en un lado estamos al norte del Ecuador y en otro al sur, pero cualquiera que haya mirado al cielo y haya viajado se da cuenta de que ese espectáculo está contándole algo del mundo.
-Hábleme de cómo miraban las culturas peruanas el cielo.
-Casi todas las culturas, todos los imperios, han mirado al Sol, a las estrellas, a la Luna, porque ahí parecen regir los ciclos de la naturaleza, por un lado, para las actividades como la agricultura, la crianza de los animales, las culturas tiene ahí esa regulación anual marcada por el ritmo de las estaciones. El cielo funcionaba como calendario y como reloj, para muchas culturas el cielo servía también como brújula, como guía...
En el sur, aquí, hay una forma específica de mirar el cielo, es un cielo muy claro, es muy impresionante, la Vía Láctea se marca muy bien, y por eso casi todas las culturas andinas han asociado la Vía Láctea con una serpiente como hacían los moches, el Amaru que decían los quechuas, una especie de río del cielo por el que subía agua que se filtraba luego al campo en forma de lluvia, o los propios incas que veían el reflejo de un Dios sagrado, que también tenía esa simbología de que todo el universo se ordenaba a partir de ella.
En la cosmovisión andina, hay mucho de eso, de mirar el cielo como una reflexión de lo que hay aquí. Por ejemplo, veían esas dos grandes estrellas durmientes que hay en el cielo del sur que son la alfa y beta del centauro y que ellos llamaban los ojos de la llama, porque se marcaban en la Vía Lactea como una gran mancha negra y en ella veían reflejado uno de sus animales. El cielo está reflejando las propias necesidades y visiones de la gente de aquí.
«Cualquiera que mire el cielo tiene que hacerse un par de preguntas alguna vez»
Los estudiosos que han ido analizando el cielo ven que se mantiene: las comunidades indígenas siguen hablando del crucero o cruz del sur, de algunos puntos del cielo que marcan el amanecer, el tiempo de sembrar... como ha pasado en cualquier cultura. Todo esto se transmite llegando al culmen en el caso del imperio inca, que ya ordena casi astronómicamente el propio imperio.
-¿Con qué te conformarías que se fuesen los jóvenes de la Ruta?
-Yo creo que afortunadamente los jóvenes sí miran el cielo. Lo bueno de la Ruta es que te aparta momentáneamente de la civilización y las costumbres urbanas. Yo intento hacer mi parte, hay que asilvestrarse un poco y recuperar la pasión de mirar al cielo. Y sobre todo la de hacerse preguntas: yo creo que cualquiera que mire al cielo tiene que hacerse un par de preguntas de vez en cuando. Lo que intento es que se las hagan, no sé si les doy las respuestas, pero tengo la satisfacción de que con el transcurso de los años algunos de los ruteros han decidido estudiar temas relacionados con el cielo.
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