Un día en las «Canarias» de Perú
Los complejos arqueológicos de Huaca (templo) de la Luna, el Sol y el Brujo en la costa del Pacífico en Perú luchan por convertirse en Patrimonio de la Humanidad
ÉRIKA MONTAÑÉS
Huaca significa templo en la cultura moche . Esta sociedad se asentó entre los siglos I y VIII d.C. en la costa norte peruana, en la provincia de Trujillo que dista unos 560 kilómetros de la capital del país, Lima ... . Aunque hoy esos siglos se nos aparecen casi en la prehistoria de la humanidad, lo cierto es que las pruebas más fehacientes de que los moche poblaron esta zona del país iberoamericano no se encontraron hasta los años 1992 y 1993. De nuestra era.
Hace solo ese puñado de años, arqueólogos peruanos conducidos bajo la batuta del director Ricardo Morales se daban de bruces con el complejo arqueológico de Huaca de la Luna y Huaca del Sol , dos templos de los que el primero se destinaba a los rituales que reunían a la sociedad moche o mochica para su veneración a los dioses: el segundo era el centro político de esta cultura. La Huaca del Sol es más imponente , y pudo haber sido la residencia de los gobernantes en las fases más tardías de este asentamiento moche situado a unos kilómetros de Trujillo, aunque su investigación todavía se encuentra en la fase incipiente.
Por eso los pasos de los expedicionarios de la Ruta Quetzal 2011 se adentran en el templo más explotado y que mejor se conserva, la Huaca de la Luna. La verdad es que, a medida que nos aproximamos a estos complejos de ruinas inmensas (tienen 60 metros de largo y 50 de ancho), se nos antoja que esta área costera del norte peruano son unas "Canarias" algo "retocadas". Lanzarote y su zona arenosa del Timanfaya están presentes en la pirámide de adobe que se alza como la Huaca de la Luna. Este enclave del distrito de Moche es de patrimonio cultural para todo peruano ávido de conocer la historia que le vio nacer, aunque ya está en vías de ser declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Razones no le faltan.
Los moche sacrificaban a sus hombres para venerar al dios, el Ay-apaec, o Dios de la Montaña
De hecho, desde que se excavan sus ruinas se han recuperado unos 70 esqueletos y algunos más, que han aparecido desarticulados, porque quizás esos ancestros arrojaron sus cadáveres desde lo alto del cerro.
Y es que la cultura moche, así como sus herederas (en los siglo VIII y IX fue la sociedad Lambayeque y entre el X y XV la chimú), guarda mucho de misterioso y a la vez deslumbrante. Basten varios ejemplos de la caterva de cerámicas y ornamentaciones diversas recogidas de las tumbas y las "perforaciones" realizadas en este desierto peruano: los moche sacrificaban a sus hombres para venerar al dios, el Ay-apaec, o Dios de la Montaña o Dios Principal . A él intentaban acercarse los sacerdotes "chachando" o masticando hoja de coca para entrar en trance y poder tratar con el ser superior, aunque fuese mínimamente. Igualmente podían hacerlo con algún trocito de los cactus alucinógenos que flanquean todo el complejo de las Huacas de Trujillo. Las mujeres eran respetadas. Servían "para otra cosa", quizás para eso que simbolizaba la serpiente enredada (la fertilidad) o la sangre que algunos vertían sobre sus testículos. Todos los esqueletos encontrados en las tumbas halladas en este enclave sin parangón demuestran que fueron degollados, y no con un solo punzamiento, sino con saña y alevosía.
Los discapacitados, los reyes moche
Además, los discapacitados eran los señores de la élite de esta cultura, así que eso les bastaba a algunos para amputarse miembros o quedarse ciegos. Los moche eran necrófilos : los muertos son representados en interacción con los vivos y se cree que los muertos habitaban tras transitar por el proceso de la muerte, así que una sola mirada bastaba para "molestar" al muerto.
¿Por qué decimos esto? Porque en el Complejo Arqueológico que visitamos en esta tarde (lunes 20 de junio) de Ruta Quetzal es el de El Brujo , llamado así porque los chamanes se dirigen a este punto a realizar sus conjuros y ritos. También peregrinan los días de todos los santos o 1 de noviembre para concelebrar el Congreso Nacional de Brujería de Perú.
La puesta de Sol con El Brujo
La imagen de este complejo se presenta ahora similar a las dunas de Fuerteventura, de arena fina, casi blanca, ubicada a escasos kilómetros del litoral y con clima y orografía desérticos.
Se trata de siete construcciones apiladas una en torno a la otra conocida en medio planeta porque conserva el resto de una mujer, una momia, la Dama de Cao , a la que solo se puede mirar su reflejo en un cristal en aras de no intimidarla. Sus restos están en perfecto estado: tiene todos sus órganos internos, sus caderas están ensanchadas y perduran las estrías porque murió, a sus 24 años, en pleno parto. Pero al ser una sacerdotisa lideresa de la comunidad, junto a sus huesos se encontraron vestigios de lujosa orfebrería (pendientes, broches, coronas...), sus vestidos y otras prendas típicas como las "shakiras" o collares de cuentas.
Con el descubrimiento de la fosa donde yacía esta jerarca y la investigación a cargo del equipo del director Régulo Franco a lo largo de dos décadas, se ha permitido construir una completa secuencia de más de cinco milenios de historia peruana.
En la a talaya de la última Huaca de esta canción nos pilla el atardecer peruano, una de esas imágenes que es mejor agarrar y guardar en la mochila. Hasta mañana, que habrá otro.
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