Los religiosos españoles aislados en Liberia por el Ébola piden salir del país

«Me encuentro muy mal», dice a ABC el sacerdote y médico Miguel Pajares, enfermo y en cuarentena en un hospital de Monrovia

Los religiosos españoles aislados en Liberia por el Ébola piden salir del país abc

eduardo s. molano/laura daniele

El r eligioso y médico español Miguel Pajares, de 75 años, permanece aislado en el hospital San José de Monrovia, capital de Liberia, tras el fallecimiento por el virus del Ébola de su director, el hermano Patrick Nshamdze, el pasado sábado, según confirmó a ABC el propio afectado ... . Junto a él, se encuentran la hermana Juliana, religiosa de las Misioneras de la Inmaculada Concepción de origen africano pero con pasaporte español y otros cuatro trabajadores del centro, uno de ellos el propio administrador.

«En las últimas horas me encuentro muy mal. Solo espero los resultados para saber si se trata de Ébola o no», reconocía ayer en conversación telefónica con este diario el hermano Pajares, con más de 54 años de experiencia en el país y siete en este hospital, dirigido por la Orden Hospitalaria San Juan de Dios. Pese a su deteriorado estado de salud, el religioso se mostraba «agradecido» con todas las muestras de cariño que le han hecho llegar desde que se conociera la noticia.

En la última semana, el sacerdote había experimentado fiebre alta, por lo que pidió a las autoridades sanitarias que le hicieran la prueba para determinar si también había contraído el virus del Ébola . El contagio se habría producido por el contacto con el director del centro, fallecido el sábado. «En un principio los resultados de las pruebas realizadas al hermano Patrick dieron negativo por lo que no se tomaron medidas de seguridad. La confirmación de que tenía el virus del Ébola surgió después, cuando sus hermanos intentaron llevarlo a Ghana y las autoridades migratorias pidieron repetir las pruebas. Fue entonces cuando dio positivo. En todo ese tiempo hemos estado en contacto con él», explicó a ABC la hermana Chantal Mutwanene, otra de las religiosas que permanece recluida en el Hospital San José de Monrovia. Según esta enfermera de 47 años y natural de Guinea Ecuatorial, el sacerdote, quien tenía previsto regresar a España en septiembre, «está muy débil y ha perdido el apetito».

Una salud muy delicada

La ONG Juan Ciudad, de la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, mostró también ayer su preocupación por la salud del religioso, ya que junto a su elevada edad también padece problemas cardiacos. El director de esta organización, José María Viadero, explicó a ABC que el sacerdote «ha dicho que se sentiría más cómodo si pudiera salir de Liberia». Una opción que también confirmó Chantal. «Acabamos de perder a un hermano y no queremos quedarnos aquí. Hemos pedido que todos los que hemos estado en contacto con el hermano Patrick podamos salir del país. No importa a dónde. No hay que demorar más la decisión, queremos seguir la cuarentena fuera de aquí como han hecho los estadounidenses », insistió la hermana visiblemente afectada por la situación de aislamiento que viven.

Con el hospital cerrado desde el 1 de agosto y a la espera de que las autoridades sanitarias procedan a la desinfección, estas seis personas permanecen en cuarentena en el convento de las Misioneras de la Inmaculada Concepción contiguo al hospital. « Están deprimidos y se sienten abandonados », afirmó, por su parte, Viadero. Alguna vez reciben la visita del médico, quien les prescribe los medicamentos y que luego ellos mismos se administran, explica Chantal.

Los resultados de las pruebas realizadas ayer a estos casos sospechosos para saber si padecen el virus no se conocían al cierre de esta edición, pero podrían hacerse públicos a lo largo del día de hoy. El padre Pajares, sin embargo, adelantó ayer que dos de los test realizados a sus compañeros habían dado negativo. La ONG y los familiares del médico están a la espera de conocer los datos de esas analíticas «antes de tomar alguna medida» como solicitar su evacuación.

887 muertes

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el número de casos (confirmados y sospechosos) asciende ya a 1.603, con al menos 887 muertes. Casi 200 fallecidos en apenas una semana. La gran mayoría de casos se registraron en Sierra Leona.

Por su parte, Nigeria, país sin frontera con el foco, confirmaba ayer un nuevo caso en sus fronteras. Se trata del médico que atendió al primer fallecido por Ébola en el país, y quien viajó a la ciudad de Lagos procedente de Liberia . Mientras, se acrecientan las decisiones para poner barreras a la crisis. El padre Luis Pérez, misionero Javeriano en Sierra Leona, país donde la epidemia ha dejado ya más de 250 muertos , reconoció ayer que en las iglesias «ya no se da la paz» para evitar ese contacto físico que puede ser tan dañino para la propagación de la enfermedad.

Precisamente, para impedir la exposición directa con sangre y secreciones de animales o pacientes, ya estén vivos o fallecidos, el Gobierno Liberia ha ordenado que todos los cuerpos de personas muertas por el virus Ébola sean incinerados a partir de ahora.

Numerosas protestas

La decisión se muestra especialmente polémica en la región, tras la continua desconfianza mostrada hacia las autoridades sanitarias. En los últimos días, se han producido numerosas protestas en clínicas y hospitales de Sierra Leona, ante las acusaciones de que el actual brote es solo una «conspiración» y que las víctimas están siendo víctimas, incluso, de casos de «canibalismo».

Para paliar la crisis y mejorar la concienciación presente y futura de la población, Estados Unidos ya ha anunciado su intención de desplegar en la zona medio centenar de expertos en un tiempo no superior a 30 días.

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