médicos sin fronteras en liberia
«Nos acordamos de los nombres de los que sobrevivieron al Ébola para seguir adelante»
Olimpia de la Rosa coordina la respuesta de MSF en Liberia. Explica cómo se lucha contra la enfermedad y cuáles son las dificultades que se encuentra el personal sanitario
gonzalo lópez sánchez
El mayor brote de Ébola que se ha producido nunca se ha saldado ya con 729 muertes . Una «dispersión sin precedentes», según el Centro de Control de Enfermedades (CDC) ha repartido al virus por más de 60 lugares distintos, muchas veces en zonas ... de difícil acceso y en al menos tres países. A estas dificultades, hay que sumar la desconfianza de una población que no conoce la enfermedad y que no confía en el personal médico.
Olimpia de la Rosa es coordinadora médica de la respuesta de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el brote de Ébola en Liberia. Antes, había participado en tres intervenciones de Ébola en Uganda (en dos ocasiones) y en la República Democrática del Congo, y en un brote de Marburgo en Angola. Además es responsable médico de la Unidad de Emergencias de MSF en Barcelona.
Con los equipos sanitarios de Liberia al límite, atiende la llamada de ABC en un viaje de coche hasta el hospital de Monrovia (Liberia).
-¿En qué zona está trabajando y cuál es su tarea?
Actualmente estamos apoyando al Ministerio de Salud de Liberia, con el tratamiento de casos. Desde hace unos días también hemos puesto en marcha una campaña de concienciación social.
-¿Cuál es el objetivo de esta campaña?
Queremos que la población se de cuenta de que es una enfermedad, de que hay prácticas de riesgo que pueden hacer que se extienda. Hay casos en todos los estratos sociales y es importante que sepan lo que deben o no deben hacer.
-¿Cuáles son estas prácticas de riesgo?
Por ejemplo lavar los cadáveres para enterrarlos, es de altísimo riesgo. Pero en general cualquier práctica que implique tocar a un paciente enfermo, ya sea cuidar de alguien que tiene síntomas en un hospital o lavar la ropa de un afectado que tenga restos de heces, orina o vómitos. De hecho, muchos miembros del personal sanitario se han infectado dando atención médica.
-¿Qué pasaría si alguien de MSF se infectase? ¿Cómo se actuaría?
Tenemos un protocolo muy bien establecido. Comienza por reducir los riesgos al mínimo y por disminuir el contacto en la medida de lo posible. Por eso, le prestamos mucha atención al cuidado personal y en todas las actividades que realizamos seguimos protocolos muy estrictos de bioseguridad.
Por ejemplo, trabajamos con material específico para este tipo de intervenciones (guantes, gafas, máscaras) y nos aplicamos soluciones de cloro sobre las superficies después de hacer los tratamientos. Nunca hemos sufrido una contaminación, pero como en otros brotes, tenemos protocolos de actuación si llega el caso.
-¿Cuáles son las dificultades de trabajar allí?
Hay muchas dificultades (suspira). Y a varios niveles... Es muy difícil atajar la expansión del virus, por la complejidad y por la extensión. Los casos están en zonas de difícil acceso y en varios países. Aquí hacen falta brazos, organizaciones que desplieguen personal y que trabajen en el terreno.
Otra gran dificultad es el rechazo y el desconocimiento de la gente, que hace que los pacientes se escondan, que no vengan a los centros de salud.
Y la última es que trabajar aquí conllevaestar enfrentándose personalmente a pacientes que tienen un pronóstico muy gravey que no tienen tratamiento específico.
-¿Todas estas dificultades, os desaniman?
Sí, te desanimas. Hay malos momentos. Intento compensarlo pensando que el tratamiento puede aumentar la supervivencia de los pacientes, aunque no sea específico. Si se les trata tempranamente, van a estar más confortables. Pero este brote es agresivo y la mortalidad es alta...
El día a día es difícil, pero al menos el tratamiento marca una diferencia, aunque no muy dramática. Quizás por eso nos creamos un mecanismo de resistencia, y es que nos acordamos de los nombres de las personas de aquellos que sobreviven para animarnos a seguir. La mortalidad no es del 100% y eso ya justifica nuestra presencia. Y además, los supervivientes sirven de ayuda para contener el brote, son un recurso para explicarle a la gente lo que ocurre y animarles a seguir.
-¿Por qué está tan disperso este brote?
Ha afectado a zonas en las que hay una movilidad enorme, aunque estén en distintos países, la gente se mueve. Y en las ciudades, hay grandes grupos de población.
-Se han llevado a pacientes a casas particulares en lugar de a hospitales, ¿se puede decir que los servicios sanitarios están superados?
Se ha llevado a pacientes a las casas particulares también porque la gente no quiere ir a los centros de tratamiento. No solo porque no haya capacidad en los hospitales. Pero a este respecto, este es el mayor brote de ébola que ha habido nunca. Un brote pequeño consume muchos recursos. Uno mayor, requiere muchos más y es más complejo. Ya hay un despliegue enorme, pero hace falta que se aúnen más esfuerzos.
-¿Qué medios hay en Liberia?
Hay una «task-force» que lo lidera desde la presidencia del gobierno de Liberia, porque se considera que es un tema de enorme importancia. Por debajo de este, hay varios comités: unos de tratamiento, otros psicosociales, de recursos humanos, de agua y sanidad, etc.
Entre los agentes y organismos, el CDC se encarga de tareas de vigilancia epidemiológica, hay laboratorios, está Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja Internacional, Acción Contra el Hambre, etc.
-¿Allí hay laboratorios para analizar las muestras o se llevan a otros países?
En la zona del norte de Liberia se llevan a Nueva Guinea. En Monrovia, se analizan allí directamente. En ambos casos se hacen en laboratorios con estrictas medidas de bioseguridad.
-¿Cuál es el tratamiento?
Es sintomático. Les damos alimentación, vitaminas, antibióticos para evitar otras infecciones, hacemos el test de malaria y la tratamos si es positiva, si hay diarrea la tratamos con sueros o por vía intravenosa...
-¿Qué crees que ocurriría si llegase a Europa?
En Europa hay muchas cosas distintas: para empezar, sistemas de salud y vigilancia mucho más fuertes. Aquí (en Liberia), la gente no acude a los centros sanitarios, los enfermeros no usaban guantes ni se lavaban las manos, y eso favorecía la transmisión. En Europa, tenemos mucho grado de desarrollo y de sistemas de salud. Cuando el Ébola y el Marburgo llegaron a Europa se contuvieron inmediatamente.
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