El homenaje que el equipo de baloncesto hace a Azat, «el ruso volador» que encontró la muerte en Burguillos

Precisamente, en esta pista donde se golpeó Azat se forjó una gran amistad con un grupo de jóvenes amantes del baloncesto que se formaron como equipo en 2015. Poco después de esta fecha, la familia de Azat se instala en Burguillos y en poco tiempo este ruso con un alto coeficiente intelectual se integró en el equipo de baloncesto.

«Aunque hablaba algo de español, el lenguaje del deporte lo hizo fácil. El hecho de invitarlo a jugar con nosotros o que él nos lo pidiera cuando coincidíamos en pista fue el inicio de nuestra amistad . Recuperamos de nuevo el baloncesto en Burguillos tras muchos años de ausencia . Actualmente, somos un variopinto grupo de personas que tenemos entre 15 y 50 años», comenta Juan Ramón Cuesta, uno de los integrantes de este equipo.

«Tenía unas capacidades físicas formidables, con nosotros en el baloncesto destacaba sobre todo por su capacidad de salto y velocidad. Siempre tenía una sonrisa en la cara . Era reservado y hablaba poco, pero cuando lo hacía nos sorprendía siempre con un humor muy característico», describe Cuesta.

Pronto fue conocido entre sus compañeros como «el ruso volador» por su potente salto. «Por su altura, jugaba habitualmente de alero o escolta, pero su grandísima capacidad atlética le permitía hacer casi lo que quería», lo definen los que han sido sus compañeros hasta hace poco.

Para no olvidarse de él y como un acto de homenaje, los integrantes de este equipo que juegan en la liga local —si bien en 2016 participaron en los juegos municipales de la capital— decidieron hace poco cambiar el nombre del equipo. Ahora se llaman Amigos de Azat y para ello han confeccionado unas sudaderas con este lema junto con el escudo.

Recientemente, parte de los integrantes de este equipo le llevaron una sudadera a la madre de Azat . «Aunque lo homenajeamos con nuestras sudaderas en cada evento, tenemos la intención de hacer algo más solemne», comenta este representante del equipo.

Desde que sucediera este trágico accidente, no han perdido el contacto con los padres: «Tras su muerte , hemos establecido una relación muy emotiva con ellos . Nos hemos reunido en varias ocasiones para comer, en homenaje a Azat, y nos mantenemos en contacto. Es una familia increíble».

A pesar de los días transcurridos, Juan Ramón recuerda cómo sucedió todo: «Fue una tarde nefasta que a todos nos duele recordar. Estábamos jugando un partidillo informal en el pabellón de deportes del pueblo. En un momento determinado Azat fue a por un balón que se perdía por la línea de fondo y, en vez de intentar coger el balón con las manos y viendo que se le escapaba, dio un gran salto e intentó darle con el pie con la mala suerte de que se le enganchara éste en la red que hay tendida para evitar balonazos en la pared. El golpe en la cabeza fue terrible y acudimos todos inmediatamente a ayudarlo . Estaba muy aturdido, aunque consciente y, viendo que no terminaba de recuperarse, decidimos llevarlo al médico. Lo llevé en coche al centro de salud hasta que vinieron sus padres».

El trágico desenlace ya se ha contado en estas mismas páginas.