La madre de Rocío Caíz, la menor asesinada y descuartizada en Estepa: «Ella tenía el diablo a su vera»

Adrian se enfrenta a una pena que podría ir desde los 14 años que pide la Fiscalía, que considera los hechos como homicidio, a la prisión permanente revisable, que solicita las abogadas de los padres y del bebé, quienes califican los hechos de asesinato y violación, en un contexto de una relación sentimental marcada por los malos tratos del acusado hacia la víctima, menor de edad.

Por la sala de vistas han pasado la madre, el padre y la hermana mayor de Rocío. Los tres han coincidido en señalar que la joven era una chica alegra pero cuando comenzó la relación con Adrian se volvió «triste», se alejó de su familia y sus amigos. Él le controlaba el móvil, las redes sociales, sus contactos, sus relaciones, según estos testigos.

«Tenía dificultad para hablar con nosotros. Cuando volvía Adrian del trabajo tenía que colgar. Un día se dejó el móvil en el bolsillo abierto y escuché que se metía con ella», ha relatado la madre, quien ha añadido que el acusado estaba «muy pendiente de ella, de su móvil, la tenía controlada».

Rocío, meses antes de ser asesinada el 2 de junio 2021, cortó la relación y abandonó el piso de Estepa en el que vivía con Adrian para regresar con sus padres a Martín de la Jara. Allí, según la madre, le contó lo que había sufrido, los maltratos. Eso fue dos días antes de los hechos. La madre no denunció porque pensó que ya estaba «a salvo» con ellos. «Ella no quería volver a Estepa», ha afirmado María, algo que ha corroborado la hermana de Rocío, quien ha asegurado que ella no quería volver con Adrian.

«Me lo contó todo. Le había partido la nariz aunque nos dijo que se lo hizo al caerse. Le rompió una botella de cristal en la cabeza. Tuvo que salir corriendo a la Guardia Civil pero Adrian la pillo antes y le dio dos guantazos,...» Son algunos de los episodios de malos tratos que la madre ha relatado hoy.

«Tú no sabes lo que he pasado». Le dijo Rocío a su madre. «No me dio tiempo a denunciarlo», ha insistido. «El tenía obsesión por Rocío, no le dejó vivir nunca. Lo traté como un hijo y mira cómo me lo pagó. Ella tenía el diablo a su vera», ha manifestado su madre, muy nerviosa.

Después de estrangularla y descuartizarla, hechos que ha admitido el propio acusado durante el juicio, éste le envió un mensaje a la madre de Rocío haciéndose pasar por ella. Después rompió el móvil de la víctima y lo tiró a un contenedor. También se lo envió a su hermana. En esos mensajes se decía que ella se había marchado a la campaña del ajo a Badajoz con un hombre del que se había enamorado y se quería casar. «Me consiguió engañar», ha reconocido María.

«Esto no es vida. Me digo que Rocío está dormida en mi casa, le pongo el plato en la mesa. Siento que me voy a volver loca. Hablo con ella. Estoy en pie por ver la Justicia para mi hija. Me siento cansada. Me han arrancado las entrañas, como a ella», ha concluido su madre declarar, lo que ha hecho tras una mampara para no ver al asesino de su hija. La hermana, por su parte, ha asegurado que presenció una escena en una feria en la que Adrián insultaba a Rocío. Y sabía que era habitual.

Antes de la familia han declarado varios guardias civiles que, de una manera u otra, participaron en la investigación de los hechos. Han coincidido en señalar que Adrian tenía «intención» de fugarse antes de entregarse en la Policía Local de Herrera. Llevaba consigo unos dos mil euros. La intervención del padrastro para evitarlo fue fundamental. Éste intermedió con la Guardia Civil.

Otro aspecto en el que han coincidido los agentes es en la actitud del acusado el día 10 de junio de 2021, el día que confesó, «tras saber que los estábamos buscando», y los llevó a los distintos puntos de Estepa en los que había ocultado el cuerpo. Se mostró tranquilo, entero, normal. Sin atisbo de preocupación. Sí es cierto que si Adrian no señala algunos de estos sitios, como un olivar, hubiese sido difícil encontrarlos.

«Cuando señaló todos estaban todos los restos, se relajó y manifestó que se produjo una discusión en el piso, la empujó sobre la cama, y boca abajo, la estranguló con un cordín». Ha sido la afirmación de un agente de la Guardia Civil, en base a lo que le contó el acusado. Esta declaración ha provocado la protesta del abogado defensor porque es una confesión que se produjo sin la presencia de un abogado de su cliente y es motivo de nulidad del juicio.