Unos treinta padres, en la piel de sus hijos para experimentar un día de clase

Y es que, más allá de reuniones formales y entrevistas, el centro ha buscado en esta ocasión mostrar directamente a los progenitores cómo será el proceso de enseñanza y aprendizaje de los menores de 3, 4 y 5 años, a través de la recreación de una clase de Infantil donde los alumnos fueron los propios padres . «Habíamos detectado un interés especial de estos padres por saber cómo enseñábamos», explica el director educativo del Alminar, Alberto Costa, momentos antes de recibir y dar la bienvenida a los progenitores en el salón de actos, tal y como si fuera el primer día de clase.

La actividad como tal era la primera vez que se ponía en marcha en el centro, con el fin de poder mostrar a los padres qué y cómo van a aprender sus hijos en clase, así como presentar personalmente al equipo docente que estará con los escolares el próximo curso. Para ello, estos progenitores han asistido, acompañados por sus hijos, a las clases que han impartido las profesoras, tanto en inglés como en español.

La mayoría de estos padres pudieron volver por momentos a su infancia y recordar en primera persona la vuelta a las aulas, esta vez de la mano de sus retoños. Entre ellos se encontraban los padres de Álvaro y Juan, de 5 y 3 años respectivamente, que reconocían, tras salir de la clase en inglés, haber estado aprendiendo a la par que sus propios hijos. «Aun así, a los adultos nos da más vergüenza que a los niños hablar el idioma», indicaron.

«El fin último de la actividad es el convertir a los padres en niños para vivir la experiencia educativa», añadió en este sentido Costa. La clase especial incluyó también una segunda parte en español, en la que los progenitores pudieron comprobar y participar de los juegos para el aprendizaje de la lectoescritura. No faltó tampoco durante esta jornada escolar el descanso del recreo, esta vez, en forma de merienda.

El Colegio Internacional Alminar tiene unos 600 alumnos desde Infantil a Bachillerato y llegó a Dos Hermanas en torno a 1975, prácticamente diez años después de su fundación en Sevilla.