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La historia de superación de Saad: de un centro de menores a lograr excelencia académica

Su familia colaboradora tiene como padres al matrimonio formado por Cristo y Marcos

'A contratiempo', la campaña de Crecer con Futuro que busca nuevas Familias Colaboradoras para más de 440 menores y adolescentes en Sevilla

Saad entre sus padres, Cristo y Marcos, tras el acto de entrega del diploma al Mejor Expediente de Andalucía en FP 24/25 abc

Valme J. Caballero

Dos Hermanas

Tiene 19 años, nació en la capital de Marruecos – Rabat-, ha vivido en un centro de menores ya que procedía de una familia desestructurada y, recientemente, ha conseguido ser el mejor expediente de Andalucía en Formación Profesional, concretamente en el grado ... medio de Ayuda a Personas en situación de dependencia. Su nombre es Saad Marouf Akajja y si hace unos años le hubieran vaticinado este presente no lo habría creído debido a su pasado…

Sus padres estaban separados y su progenitor, que vivía en España y trabajaba en Noruega por temporadas, lo trajo hasta su lugar de residencia, Málaga, al igual que a su hermana. Allí estaban también arropados por sus tíos pero todo cambió cuando su padre contrajo matrimonio por segunda vez.

Su hermana optó por ir a vivir a Gelves y trabajar en la hostelería y Saad vino con ella. Sin embargo, él sentía que era una carga y no quería que su hermana adquiriese esa responsabilidad de cuidar de él. La decisión fue ir a un centro de menores, concretamente a Carmona, donde estuvo seis meses porque es lo que dura la acogida inmediata.

«Pasé de estar mucho tiempo solo y hacerlo todo por mí mismo a estar en un sitio con normas, orden,…; la adaptación me costó bastante», cuenta Saad. Después de ese centro pasó a Montequinto, a Miguel de Mañara y desde entonces su vida comenzó a cambiar. Estudió en el IES Mariana Pineda del barrio como un adolescente más y consiguió integrarse en una familia colaboradora, a través de la ONG Crecer con Futuro. Este tipo de familia adquieren el compromiso de pasar periodos de tiempo con un pequeño o adolescente que vive en un centro de menores, como fines de semana o vacaciones, periodos no lectivos. Su objetivo es ofrecer un entorno familiar de apoyo afectivo y emocional que complementa su estancia en el centro.

Y así encontró a Marcos García y Cristo Muñoz, un matrimonio gay de Dos Hermanas que colaboraba con la Fundación SAMU y con los que, desde el principio, encajó a la perfección. «Nosotros teníamos la idea de tener un niño más pequeño no un adolescente pero nos propusieron a Saad, al que ya conocíamos, lo pensamos y aceptamos», explican.

«Los que estamos en el centro todos queremos una familia colaboradora para fines de semana, Navidades, Reyes,… y los jóvenes tenemos más problemas que los pequeños ya que la mayoría quiere niños no adolescentes», afirma Saad. «Aparte, todos tenemos un miedo común: cumplir 18 años porque tienes que abandonar el centro y te pueden ayudar a buscar un piso compartido o algo similar o nada, dependiendo de muchos factores, pero piensa que un día estás en el centro y al siguiente puedes estar en la calle, sin nada de nada, eso es terrible, pensar dónde estarás la semana que viene o en un mes», relata con preocupación. «En este sentido hago una crítica constructiva a las administraciones públicas para que dediquen más recursos a los centros de menores y también para esos momentos cuando hay que dejarlos», sentencia el joven. El ha tenido más suerte y no se ha visto en ese caso aunque ha visto situaciones de este tipo a su alrededor.

Dos padres

El compromiso con el joven y sus padres colaboradores se materializó y ha ido 'in crescendo' a medida que pasa el tiempo. Cristo comenta que recuerda la expresión de la cara de Saad cuando le dijeron que iban a ser su familia colaboradora: «estábamos en la playa, pasando el día; dando un paseo se lo dijimos y saltaba de alegría».

Y aunque pueda parecer extraño, cuando los menores encuentran a una familia en la que se sienten bien, prefieren la vida familiar en casa que, a lo mejor, estar todo el día fuera – de compras, cine, comiendo,…- con actividades de ocio propias de sábado y domingo o jornadas festivas. Ellos tienen su habitación y les atrae la normalidad de un hogar, estar en el sofá viendo películas, disfrutar de una cena tranquila juntos,… es lo que más disfrutan y desean.

Marcos afirma que en las sesiones formativas que preceden a la colaboración los preparan para saber que son un recurso en su vida, ejercen de padres pero saben que no lo son; que hay un vínculo pero ambos deben saber su papel. Además ese vínculo se puede romper por las dos partes – si la familia no ve que todo fluya o si el menor no está a gusto-.

Los tres han conseguido hacer una vida familiar plena: han ido a la playa juntos, a la piscina, de barbacoa, lo han llevado de vacaciones al Norte de España y ha subido en avión por primera vez, ha disfrutado de la nieve en Sierra Nevada – que también vio por primera vez- va al gimnasio los fines de semana, de comida familiar con los abuelos, primos, tíos,… Con una actitud muy positiva Saad afirma que «aunque la vida te dé golpes hay que sacar la parte buena siempre» y con una sonrisa en su cara asegura que «la vida me quitó un padre pero me ha recompensado con dos».

Saad cruzando la meta de una de sus últimas competiciones deportivas abc

Un expediente brillante

Todo este entorno ha ayudado al joven a conseguir algo impensable: tener el mejor expediente de Andalucía en Formación Profesional en el curso 24-25. «Me gusta lo que estudio y lo entiendo todo, sino investigo porque soy curioso, pero creo que tengo un punto de vista diferente al de otros compañeros al haber vivido en un centro de menores y eso me ha ayudado», justifica Saad, quitándose mérito.

Su logro lo impulsa a seguir adelante y continuar poniéndose metas, algo que comparte con sus padres, quienes apoyan esta actitud, y lo incentivan en sus decisiones. El joven le encanta correr y se prepara para competir en carreras. Su último logro, ser tercero en la competición deportiva por el 50 aniversario del BHELMA IV.

Actualmente, el joven vive en una residencia salesiana en la capital hispalense y sigue estudiando para acceder al Grado Superior de Integración Social «y así, de cierta forma, devolver todo lo que a mí me han dado en los centros de menores», reconoce aunque aspira a conseguir su otra vocación: ser bombero.

Más que de sus logros, Saad habla de su día a día y de sus sensaciones, emociones y sentimientos junto a sus padres y su entorno; eso sí, sigue manteniendo la relación con su hermana, que vive en la provincia de Sevilla, y con su madre, aunque reside en Turquía.

La felicidad que desprende es contagiosa y la complicidad con sus padres, loable. Hablan, se ríen, le cuenta sus problemas, sus alegrías, bromean, y por qué no, también discuten: todo como algo natural. «Ellos me dan cariño, amor, atención,… sin esperar nada a cambio y estar en este tipo de familia es lo mejor ya que es algo escogido no impuesto», considera el joven.

Saad define su vida actual como «perfecta». Además, verbaliza que «si tuviera que cambiar algo del pasado no lo haría porque seguro que no me habría llevado a tener este presente que es: tener los padres con los que siempre soñé».

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