Tal día como hoy, 18 de abril pero del año 1254, Alfonso X hizo realidad la Feria de Abril de Sevilla
HISTORIA DE SEVILLA
Esta fue la «primera piedra burocrática» que puso marcha una fiesta que cambió el recorrido histórico de la ciudad
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Para entender la Feria hoy en día hay que conocer sus inicios, aunque actualmente sea muy distinta al origen de la misma
La primavera ha estallado en Sevilla. La época en la que la ciudad saca su mejor cara y rebosa en luz y belleza ha llegado, aderezado además con el olor a azahar. Se acerca la Feria de Abril, que este año se celebra ... íntegramente en el mes que le da nombre, y los sevillanos ultiman los preparativos para que todo dé comienzo el sábado de Pescaíto.
Como ya viene siendo tradición en estas páginas, y gracias al inmenso archivo fotográfico de la casa de ABC de Sevilla, recordamos el pasado con documentos irrepetibles. En esta cita con la historia de Sevilla miramos la fecha actual en el calendario, 18 de abril, y rescatamos una cita relevante para en el pasado de la ciudad en el mismo día o semana.
En esta ocasión la efeméride nos lleva a la celebración que llena de color y volantes el mes de abril. Y es que, tal día como hoy, 18 de abril, pero del año 1254, el rey Alfonso X el Sabio constituyó en Sevilla dos ferias mercantiles al año, una en abril y otra por San Miguel, en el mes de septiembre.
Gracias al archivo gráfico de ABC de Sevilla conservamos imágenes como estas de la Feria del Prado de San Sebastián
El objetivo del monarca era facilitar a los agricultores y ganaderos sevillanos, y de otras localidades cercanas, la adquisición de ganado para las faenas agrícolas del verano sin que tuvieran que desplazarse a otros lugares de la península ibérica. De este modo, Alfonso X estableció que en Sevilla se celebrasen dos ferias ganaderas.
Esta fue la «primera piedra» burocrática de la gran fiesta que inunda Los Remedios cada primavera, un conato de origen primitivo de lo que hoy se conoce como Feria de Abril o Feria de Sevilla.
Para muchos puede ser complicado imaginarnos cómo fue aquella primera Feria, pues nada tiene que ver con la actual. Gracias a los fotógrafos de la época podemos hacernos una idea: un amplio prado con tiendas, más que casetas, y lleno de ganado.
Corría la Edad Media y, en Europa la ciudades con ferias ligadas a los mercados ganaban importancia, y esta iniciativa de Alfonso X no fue en vano, cambió el recorrido histórico de Sevilla.
La primera, el 18 de abril de 1847
Para hablar de la historia de la Feria de Abril de Sevilla como la conocemos hoy en día antes debemos recordar la primera de todas (que no es la más antigua de Sevilla, dicho sea de paso, ese cargo lo ostenta la de Mairena del Alcor). La que se conoce universalmente como la Feria de Abril de Sevilla se inauguró el 18 de abril de 1847, en el Prado de San Sebastián y contaba con 19 casetas.
Las primeras casetas. Es curioso ver el detalle de los que sirven en el interior: menudo y caracoles
Si bien, el motivo de su celebración en los inicios es muy distinto al de hoy en día: era una feria ganadera. Dos concejales de fuera de Sevilla, el regidor y primer conde de Ybarra, José María Ybarra (nacido en Bilbao) y Narciso Bonaplata (de Barcelona) decidieron poner en marcha una feria de compraventa del ganado. El objetivo era facilitar a los agricultores sevillanos la adquisición de ganado para las faenas agrícolas sin que tuvieran que desplazarse a las ferias de otros lugares.
Tal y como señala José María de Mena en su libro 'Historia de Sevilla' (Ed. Plaza&Janes), «gracias a los buenos oficios del diputado Don Fermín de la Puente y Apechea, amigo de Ybarra, se consiguió que la reina Isabel II ordenase su dictamen y firmase su aprobación».
El historiador también señala que «hubo una fuerte oposición por parte de las ciudades que tenían ferias y que se consideraban perjudicadas, principalmente Carmona y Mairena», pero finalmente pudo celebrarse por primera vez en 1847.
«La concurrencia de forasteros el primer año no bajó de 25.000 personas, que dejaron en Sevilla 400.000 duros, una fabulosa cifra para la época»
Como emplazamiento se le asignó el Prado de San Sebastián, concretamente en una explanada abandonada donde nadie quería edificar por ser el lugar más lúgubre de Sevilla, concepto que luego cambio por completo. El rechazo inicial era porque allí se ubicaron dos cementerios: el de San Sebastián y el de Los Pobres, y por otro lado, también había estado el quemadero de la Santa Inquisición, lugar en el que perecieron muchos sevillanos. Señalan los cronistas de la época, que al principio el público se resistió a acudir a tan tétrico lugar pero que en poco tiempo la Feria fue un éxito.
Portada de la Feria en la calle San Fernando
Los vendedores de ganado, para resguardarse del sol, construyeron tiendas de campaña de lona, que pasados unos años vinieron a llamarse «casetas» , como las conocemos hoy en día. Y las calles originarias también tenían nombres de torero, de hecho, el Real de entonces ya contaba con vías denominadas «Joselito el Gallo» y «Juan Belmonte» , nomenclaturas que siempre han existido.
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