Flamenco SinCejilla

María Terremoto: «Lo que más canto en casa en Navidad es soul»

La joven artista, que prepara nuevo disco, actúa este viernes en el Teatro de los Remedios para presentar los villancicos que compuso su padre

María Terremoto en concierto ABC

Luis Ybarra Ramírez

Entre panderetas anda por estas fechas su hija, que llegó un mes de diciembre de hace justo un año para cambiarle la vida. María Terremoto, a los 20, pasó a zancadas de gigante de niña a mujer. Hoy, a los 21, entre la maternidad y ... el cante, le queda poco tiempo para sí, aunque esos dos mundos se le mezclan cuando sienta a su pequeña en el estudio, donde a menudo se queda dormida. La jerezana, hija de Fernando Terremoto, está preparando el que será su segundo álbum en solitario, «adelanto que será muy flamenco y muy diferente». Su proyecto más inmediato, sin embargo, tiene que ver con el directo y la Navidad. Este viernes 10 de diciembre actúa en el Teatro de Los Remedios con sus ‘Coplillas de Nochebuena’ recién estrenadas en todas las plataformas digitales. «El concierto», aclara, «se basa en unos villancicos que compuso mi padre hace casi 20 años y que estrenó con éxito en el Teatro Villamarta . Él fue un creador que marcó época. ‘Sirva tu cuna’ y ‘Diciembre’ son muy conocidos, pero muchos otros, no, y merecen ser más populares, porque tienen la misma calidad».

La sangre que transporta su yugular, esa vena que se le hincha cuando cantando va y recuerda, le abre las mismas puertas que le cierra. «Ser hija y nieta de quien soy es un orgullo y una responsabilidad que tendré que defender siempre. Estoy segura de que en un principio te da buenas oportunidades, pero aquí nadie te regala nada. Debes demostrarlo. También el público que me sigue tiene más claro lo que quiere de mí que lo que yo creo que puedo dar . Me explico: a mí me encanta la música en general y me gusta hacer otras cosas, y hay una parte de la gente que me sigue que no está de acuerdo con que haga cosas que se separan un poco de lo más tradicional. No lo comparten. Por suerte, estos no son demasiados; un 2%. Y yo soy flamenca haciendo lo que sea. Es mi cuna, de la que ni quiero ni puedo desprenderme. Además, como todo el mundo, no solo tengo el derecho a probar, sino a equivocarme llegado el caso».

En su casa, como en el coche y las redes sociales, donde muestra su lado más personal, la música vuela y se escapa del compás de soleá por bulería al que acostumbra, rompiendo así las fronteras de su barrio y sonando, curiosamente, sobre un fondo negro: Erika Baddu, Alicia Keys, Nina Simone, Aretha Franklin ... Voces, en definitiva, contemporáneas e históricas del jazz y el soul que a ella le sirven de referencia. «Eso es lo que más canto en casa cuando estoy sola o entre los míos, incluso ahora en Navidad. Y es en inglés, claro. El flamenco, como te decía, está siempre, pero es habitual que los artistas nos empapemos de otros colores. Ha sucedido siempre, sobre todo entre los que somos inquietos».

Las muñecas que hace no demasiado pedía por Reyes son las que ahora pide ella, en una carta, para su hija . La vida transcurre como dentro de un giro por bulería de La Paquera, al galope, con gusto y sin frenos. ¿Cómo sienta escuchar lo que hacía hace cinco años, cuando obtuvo el Premio Giraldillo Revelación en la Bienal? «Nada bien, te lo aseguro. Me cuesta mucho escucharme. Si son grabaciones algo antiguas, mucho peor, porque he madurado en poco tiempo. Creo en todo momento que voy a fallar y, si fallo, ese error me acompaña siempre. Cuando termino de actuar me suele quedar la sensación de que podría haberlo hecho mejor. Siempre se puede hacer mejor. Y así avanzo, a base de exigencia».

¿El cante?, lo nuevo de Kiki Morente

Más verdor que frescura encuentro en este disco, como si Kiki Morente, sobre el pentagrama, improvisara con los cimientos temblando de miedo. ‘El cante’ es un álbum preso de su tiempo. Trata de aglutinar modas y el resultado, en su conjunto, termina por armarse con unos arreglos en la voz más propios para un trabajo de Omar Montes que el que se le presupone a un cantaor que se apellida Morente. Los palos, las formas, son los de siempre; esa combinación certera de tradición y originalidad que escuchó en casa, pero se han vestido aquí de tonos pastel, llenos también de reminiscencias experimentales, las que inició su padre y que toman otro rumbo. Una vuelta más, pero con menos.

La desnaturalización del eco, lograda a base de distorsiones (y esto es una perspectiva, entiéndase, radicalmente subjetiva) atenta en este caso contra la propia razón de ser del flamenco, porque produce interferencias en el acto comunicativo cuando lo que se interpreta es, precisamente, una soleá de la Andonda o un fandango de Tomás Pavón. El sentido se difumina junto al carácter individual y directo de la expresión en este vals con el azar.

Del padre, en esta propuesta, quedan los rescoldos y el argumento para tomarse cualquier licencia creativa. La diferencia es que el padre, claro, fue un genio, y su mirada no se proyecta igual cuando se muda de ojos . A través del cante, transita por las antípodas de este. Hay algo de ‘Omega’ y del repertorio esencial de su hogar, en la malagueña del Mellizo, en los tangos... Lejos de resultar disruptivo, en su intención de ser contemporáneo, lo ubico más a la estela de las modas, que las dictan otros, y que aquí se cruzan con el sonido de su sangre. Kiki Morente posee sello y facultades, pero no he entendido su aventura.

Artículo solo para suscriptores
Tu suscripción al mejor periodismo
Bienal
Dos años por 19,99€
220€ 19,99€ Después de 1 año, 110€/año
Mensual
3 meses por 1€/mes
10'99€ 1€ Después de 3 meses, 10,99€/mes

Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras

Ver comentarios