El Gobierno gastó 500.000 euros del Fondo de Ayuda al Desarrollo en la cúpula de Barceló
El Gobierno gastó 500.000 euros del Fondo de Ayuda al Desarrollo en la cúpula de Barceló
NATIVIDAD PULIDO
MADRID. Ya advirtió el jueves el ministro de Exteriores que el proyecto de la cúpula de Barceló en la sede de Naciones Unidas en Ginebra es una nueva manera de hacer diplomacia y política exterior. ¿Se refería quizá Moratinos al hecho de utilizar ... una partida de 500.000 euros con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo (FAD) para financiar dicho proyecto?
Tal como consta en los acuerdos del Consejo de Ministros del 14 de diciembre de 2007, se aprobó una partida de 1.462.700 euros como contribución de España a la Fundación Onuart, destinada a la remodelación y renovación de la Sala XX de la sede de Naciones Unidas en Ginebra, así como otra contribución, también aprobada ese mismo día por el Consejo de Ministros, con cargo al Fondo de Ayuda al Desarrollo.
¿Qué es el FAD?
El FAD es un fondo dotado por el Estado español para otorgar ayudas financieras de carácter concesional a países en vías de desarrollo, a sus instituciones públicas o a sus empresas residentes. Suiza no parece precisamente un país en vías de desarrollo. También se prevé este fondo para instituciones financieras multilaterales, pero se supone que remodelar una sala (por mucha ONU y mucho Barceló que sean) no justifica tirar de fondos previstos para el desarrollo.
En un solo día, pues, el Consejo de Ministros aprobó con destino a la sala bautizada por Zapatero como Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones un total de 1.962.700 euros. A ello hay que sumar la subvención que el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación hizo a la Fundación Onuart el 1 de agosto de 2008 por un total de 2.037.200 euros. Cuatro millones de euros de fondos públicos destinados ya a este proyecto, amén de los 7 millones aportados por una decena de empresas privadas que forman parte del Patronato de la Fundación Onuart: Repsol, Telefónica, Agbar, La Caixa, Indra, Galería Art Gaspar, Hotetur Club, Caixa Cataluña, Mutua Madrileña, Caja España, Caixa Galicia, Grupo Santander y Cajasol.
A ellos hay que sumar las aportaciones, menores, de las entidades colaboradoras de esta fundación: los Gobiernos de las Comunidades Autónomas de las Islas Baleares, Cataluña, Andalucía, Extremadura y el Principado de Asturias; la Fundación Areces, Iberdrola, la Caixa de Baleares «Sa Nostra», la Confederación de Empresas e Industrias de Madrid/CEIM y el grupo Barceló. A pesar de este rosario de patronos y colaboradores, y de la inyección económica que supone, Exteriores tiene por delante una difícil papeleta por resolver. A los 11 millones de euros aproximadamente que se han conseguido de financiación (40% pública y 60% privada) faltan por sumar en torno a 9 millones más, que aún no se sabe de dónde van a salir.
Al menos nos queda un consuelo. En el acuerdo entre España y Naciones Unidas relativo a la remodelación y renovación de la Sala de los Derechos Humanos y de la Alianza de Civilizaciones, cuya firma autorizó el Consejo de Ministros en su reunión de 27 de abril de 2007, y que rubricaron Miguel Ángel Moratinos y el vicepresidente general de Naciones Unidas, Sergei A. Ordzhonikidze, consta en uno de sus 30 apartados el «compromiso de Naciones Unidas de instalar una placa en la sala, de forma permanente y en zona visible, reconociendo que las obras de renovación, remodelación y modernización, así como la creación e instalación permanente en la cúpula de la obra de arte de Miquel Barceló, constituyen una donación del Reino de España».
ANTONIA TORRES
Barceló, protegido por ese uniforme, pintaba así días atrás la bóveda de la sede de la ONU en Ginebra
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