El Palacio Bucarelli, una joya desconocida del barroco sevillano que se abre al público

Durante la presentación de estas visitas, Ana Rosa Queralt, que pertenece a la familia que es dueña de este palacio, ha destacado la ubicación tan estratégica que posee el edificio, ya que está junto a otros lugares de gran valor patrimonial de la ciudad, como la Torre de Don Fadrique o Espacio Santa Clara. «Es un espacio de la ciudad que queremos revitalizar». Igualmente ha agradecido el apoyo del Ayuntamiento y la presencia de la delegada de Cultura y Turismo, Angie Moreno, además de «otras personas que nos están ayudando, como Enriqueta Vila, Antonio Fernández Torres y su equipo de Tannhauser Estudio». Asimismo, ha mencionado a otras casas palacio como Dueñas o la ayuda del Hospital de la Caridad.

Por su parte, Angie Moreno ha recordado que este palacio tan singular «es un producto básico de la ciudad porque une cultura y turismo». En ese sentido, posee quince apartamentos-suites para el alojamiento de los turistas. «Es una joya del barroco que tiene 400 años de historia y por la que han pasado 14 generaciones. Contad con el Ayuntamiento para todo lo que necesitéis», ha concluido.

Queralt ha recordado que el Palacio Bucarelli es «uno de los referentes arquitectónicos más notables del barroco sevillano». Sus nuevos recorridos culturales están diseñados para explorar a fondo la historia del palacio y su papel en la vida de Sevilla a lo largo de los siglos. Por eso los visitantes podrán descubrir detalles inéditos sobre la construcción del edificio, sus habitantes ilustres, y el arte y patrimonio que alberga. También ha dicho que a este palacio están vinculados mercaderes, virreyes de Perú, México y Navarra, gobernadores de Argentina y de Cuba, un deán de la catedral de Sevilla, un obispo de Málaga, una abadesa de las Clarisas, el fundador de la ciudad de San Francisco, el descubridor de las islas marquesas en el pacífico... Todos ellos están relacionados e, incluso, han nacido en el palacio.

El fundador del palacio fue Francisco Antonio de Bucarelli y Villacís, que llegó de Florencia a la Sevilla de 1615 atraído por el comercio de Indias. En el siglo XIX se unieron por matrimonio los Bucarelli a los Queralt de la casa de los Condes de Santa Coloma, a quien actualmente pertenece. Otra persona ilustre vinculada a la historia de este palacio es Gustavo Adolfo Bécquer, que pudo inspirarse en la imagen de la bella condesa de Santa Coloma regando las plantas en el balcón más importante del palacio para escribir su rima más célebre.

Ana Rosa Queralt ha dado a conocer la propuesta de las visitas culturales, que se estructuran en tres distintos tipos: individuales, para las que se ha desarrollado una app progresive web y una audioguía; esta app, novedosa y que se está implantando por los monumentos y museos de todo el mundo, consiste en que el visitante recibe un enlace en su dispositivo con todo el recorrido del palacio, de parte narrativa y parte audiovisual. Las visitas en grupo se organizan previa cita por las tardes y es el personal de la casa quien enseña y guía por todo el Palacio. Por último, las visitas teatralizadas se desarrollan varios días al mes en horario de noche de la mano de la empresa Engranajes Culturales y consiste en que cinco actores representan personajes del palacio o relacionados con él, y lo enseñan, interactuando con el público. También habló acerca de la otra actividad que se desarrolla en el lugar, en la parte norte del Palacio, de alojamiento turístico, muy especial e integrado dentro de sus muros.

El palacio, que fue construido por el arquitecto Pedro Romero, fue declarado Bien de Interés Cultural en 1969. En la planta inferior destacan unas columnas de jaspe y la azulejería barroca. Esta decoración, de finales del siglo XVII, se debe al ceramista Diego de Sepúlveda. La planta alta es la más noble del palacio. En la galería que rodea al patio se puede apreciar un pequeño conjunto ecuestre obra del escultor Antonio Illanes. Las habitaciones de esta planta superior tienen un rico mobiliario. Destacan unos tapices flamencos del siglo XVII, así como un retrato que Antonio María Esquivel, uno de los mejores pintores españoles del romanticismo.