10 años de rancio novelas
En vídeo: «Reivindico la vuelta de los mistolobos, Deportes Kendall y explicar cómo ir a un sitio de Sevilla por iglesias y bares»
Visto en redes
Julio Muñoz Gijón saca a la luz un fragmento el 'Diario del Asesino de la Regañá', su próxima novela, que enamorará y hará reír a los sevillanos a partes iguales
Julio Muñoz Gijón vuelve con una de sus hilarantes novelas
El escritor y periodista Julio Muñoz Gijón ha sorprendido a sus lectores, y sobre todo a los seguidores de las hilarantes rancio-novelas, con algo nuevo sobre el famoso Asesino de la Regañá. Se cumplen diez años de que saliera a la luz ... la primera aventura de la saga y parece que esta no ha terminado, pues a partir del 7 de noviembre podrá comprarse en las librerías 'El Diario del Asesino de la Regañá' (El Paseo Editorial).
Para ir abriendo boca, el sevillano ha publicado un vídeo en redes sociales en el que lee un fragmento de dicho diario, y cuyas frases sacarán más de una carcajada al verse reflejado.
Se trata del significado de Sevilla para él. Y el diario del asesino dice así:
«¿Qué es Sevilla? Yo reivindico una, que es la que me gusta. Reivindico usar 'gachón' para hablar de alguien, tardar en cruzar la calle Sierpes por no parar de saludar, enseñarle a mi hijo (si tuviera) dónde está el pajarito de la plaza de San Pedro, cuál es el cuento de La Buena Pipa y la diferencia entre 'pan frito' y 'rebaná'. Reivindico la vuelta de los mistolobos, Deportes Kendall, saber cuál es la tapa que hay que pedir en cada bar y explicar cómo ir a un sitio por iglesias y bares.
Reivindico que hay que tocar la rosa de Ofelia Nieto para casarse y que uno no es sevillano o sevillana si no tiene una foto de niño rodeando de palomas en el parque de María Luisa, eso es así. Reivindico, y si eres sevillano de bien lo harás también, que las cosas con incienso siempre mejoran, que no hay mejor sonido que el de un sofrito, que una dosis de albero al año es necesaria y que cualquier palabra pegada después de 'cara' es un insulto precioso, pero ninguno iguala a 'cara-jaula'.
Reivindico las naranjas del copero, el lago de los hippies y que hay que conocer más cosas fuera de Sevilla y hacer turismo. Matalascañas y Chipiona deberían ser suficientes. Reivindico que el sueño de un sevillano debe ser aparecer un día en el expositor del fotógrafo Luis Cruz y que el reciclaje lo inventamos aquí: de la pringá, las croquetas, del pan duro, el gazpacho, de un somier, la puerta de una finca, y de una bañera, un bebedero para las vacas.
Atento aquí: reivindico el pie del Bare Nostrum, volver a llevar los cascos de las litronas, los helados de corte, la servilleta pinzada en el cuello y botón de pantalón desabrochado. Reivindico las papas fritas de perol, que el jueves hay que estar en el Vizcaíno en calle Feria y el domingo en el Cabildo. Que el orden para aliñar una ensalada es sal, vinagre y aceite. Y que en Sevilla la unidad de tiempo no es el rato, ni el minuto, es el botellín.
Reivindico ir con tu abuelo a ver La Borriquita y La Paz por el parque. Reivindico reconocer a tu compadre con el antifaz puesto y a 300 metros sólo por como anda en el tramo. Reivindico a los camareros malajes, los que se enfadan si le juntas las mesas sin permiso, a los que se saben la carta entera y la recitan, a los que una mesa les piden siete tipo de cafés y no necesitan ni apuntarlos. Reivindico saber qué hora es por si hay policías o taxistas en El Trini. Reivindico las cuentas con tiza en una barra de chapa y el serrín en el suelo. Reivindico, porque es de buen sevillano, que los bares son mejores mientras más pequeño es el servicio y que no hay combinación de colores más bonita que el albero y el blanco.
Reivindico que si no puede ser Sevilla, que sea Triana. Reivindico que la lista de coloniales sea larga, el cartel de Detectives Larry, el ruido de los coches de caballos al pasar y que da igual cuántos nombres tenga, porque La Ronda es La Ronda. Reivindico las comparaciones como fuente inagotable de humor y el optimismo como bandera. Porque si un sevillano te dice que uno está malo, quiere decir que está mucho mejor que si te dice que 'está regularcillo'.
Reivindico los barbos en adobo, el sonido de un tenedor batiendo un huevo para una tortilla francesa o pasear de madrugada en verano y escuchar el sonido de las películas en la tele saliendo de las ventanas. Reivindico que la única razón por la que alguien puede llorar en la calle es por tener al Gran Poder delante, que la Esperanza sólo se pierde por Pureza, y que se puede no creer en Dios, pero creer en la Macarena por la calle Parras. Reivindico que Sevilla no tiene que cambiar, porque ningún cambio la mejora».
El autor culmina invitando a todos los que han leído las novelas anteriores, que se animen con esta, que cierra el círculo: «me encantaría que lo leyeran para completar todo lo que sucedió ahí, la visión desde fuera y ahora también las motivaciones desde dentro. Hay frases sobre Sevilla y la historia del asesino». Además, añade que no importa si no se ha leído las anteriores, porque es el inicio de todo, la precuela.
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