Sevilla y Málaga irán de la mano para exigirle al Gobierno y a la Junta el uso de la tasa turística

Pero el momento escogido para volver con este propósito está milimétricamente calculado por el máximo regidor hispalense. Ni es casual ni caprichoso, sino consecuencia de dos factores principales: la recuperación del sector turístico tras la pandemia y la unánime aprobación del Ayuntamiento de Málaga de exigir al Gobierno central y a la Junta de Andalucía que estudien, de común acuerdo con los ayuntamientos y el sector turístico, el marco normativo necesario para la incorporación de este gravamen a quienes se alojen en hoteles y viviendas turísticas.

La percepción de esta medida ha virado desde que en 2015 Antonio Muñoz esbozara sus primeras intenciones. Desde entonces, y tras multiplicarse la planta hotelera en la capital, el alcalde hispalense ha consensuado su implementación con todas las partes implicadas, obteniendo el respaldo mayoritario del sector turístico y de los sevillanos. Entonces, ¿por qué no tiene Sevilla ya formalizado este gravamen para los visitantes? Porque no tiene competencias para hacerlo.

Sevilla necesita el consentimiento de los gobiernos autonómico y central para lograr una modificación de la Ley de Haciendas Locales que permita a los municipios incorporar la tasa turística entre sus instrumentos fiscales. Una medida que siempre fue vista con recelo desde la bancada del grupo popular, que entendía que esto ahuyentaría a los turistas. Ahora, tras mostrar públicamente el PP malagueño su viraje, es la oportunidad de la capital hispalense para exigir en común esta implantación.

De hecho, la propuesta que ha registrado el PSOE para debatir en el próximo Pleno del Ayuntamiento de Sevilla es calcada a la que recientemente ha aprobado el Consistorio malagueño. La intención de Sevilla es clara: la Junta de Andalucía no puede negarle esta petición a las dos principales capitales turísticas de la región. Ése es elemento novedoso de este nuevo arreón del Gobierno municipal: jamás han ido ambas ciudades de la mano.

La intención más inmediata del alcalde de Sevilla es conseguir una mesa de trabajo con el Gobierno autonómico, bajo el respaldo de los populares malagueños, que le permita desarrollar un proyecto que ya cuenta con el visto bueno de los agentes económicos y sociales implicados, para concretar cómo se aplicaría la norma, qué formulas emplearían y dónde revertirían el dinero recaudado. La clave pasa por encontrar el modo en que la nueva medida sea voluntaria y que cada Ayuntamiento decida su implantación.

La tasa fija que propone el Gobierno municipal es de un euro por día pernoctado. Los hoteles, pisos y apartamentos turísticos recaudarían el gravamen a los visitantes y posteriormente lo aportarían a las arcas municipales. Desde el Consistorio deslizan que es una cantidad «ridícula», teniendo en cuenta que Sevilla ha triplicado la cantidad y calidad de su planta hotelera en los últimos años, cuyos nuevas aperturas apenas bajan de las cuatro estrellas.

Una de las principales circunstancias en las que se basa este propósito es que el gravamen ya se aplica en cuarenta importantes destinos turísticos de Europa: Lisboa, París, Berlín, Milán... Y en España ya está instaurada la tasa turística en Cataluña y Baleares (Ecotasa), y estudian su incorporación Valencia y San Sebastián.

Esta tasa turística, según señalan desde el Ayuntamiento de Sevilla, repercutiría directamente en el segmento turístico de la ciudad y en su patrimonio. Así, si tomamos como ejemplo 2021, cuando se sobrepasó la barrera de los tres millones de visitantes en Sevilla— con restricciones de movilidad por la pandemia—, que tuvieron una estancia media de 2,15 días, la cantidad que se hubiese recaudado estaría próxima a los 7 millones de euros. Cifras que se incrementarían considerablemente tras la actual recuperación del sector turístico.

En este sentido, el director del congreso de innovación turística de Sevilla (TIS), Edgar Weggelaar, apuntaba durante su encuentro con los medios del pasado miércoles que lo primero que debía plantearse Sevilla era saber qué es lo que realmente quiere: «¿Turismo de calidad o naves de paso que no consuman?». Y por esa razón justificaba la implantación de la tasa turística, para que su recaudación mejore las infraestructuras de la ciudad, sus servicios públicos y las condiciones laborales del sector.

Por su parte, el gerente de Contursa, Antonio Jiménez, señalaba que desde el Ayuntamiento desean invertir parte de esos beneficios en adaptar al segmento turístico barrios «menos conocidos» por los visitantes, como Triana, Macarena y la herencia de la Exposición del 29. «El crecimiento turístico debe generar calidad de vida a los sevillanos», explicaba el gerente del Consorcio de Turismo.