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La Madeja: Espadas borra su pasado

Estaba por resolver si el verdadero era el alcalde o el candidato a la Junta, porque es obvio que no son el mismo

Juan Espadas saluda a Juanma Moreno en el Parlamento esta semana EP
Alberto García Reyes

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Al Juan Espadas alcalde lo votó mucha gente de derechas en Sevilla. Aquel hombre era moderado, conciliador, un cristiano de izquierdas, un político cercano que a pesar de necesitar a Podemos para su investidura supo mantenerle la distancia encontrando puntos comunes con el ... PP y sobre todo con Ciudadanos. Aquel Espadas sólo pensaba en Sevilla y eso le convertía en un responsable público fiable. Era reivindicativo por igual ante la Junta de Susana Díaz que ante la de Juanma Moreno. Fue a pedir infraestructuras a Madrid tantas veces cuando estaba Rajoy como cuando llegó Pedro Sánchez. Y viceversa. Agradeció las ayudas de otras administraciones sin mirar quién las gobernaba. Pero un buen día sonó su teléfono y era el de la centralita de Ferraz. Ahí cambió todo. De repente, el alcalde empezó a ponerse de perfil cada vez que se hablaba de los túneles de la SE-40. El ministro José Luis Ábalos metió la tuneladora en un cajón porque el dinero había que dárselo a los vascos y a los catalanes y para Sevilla había que buscar un proyecto de saldo. Una cosa más baratita. Un puente. No importa que el informe de impacto ambiental ya lo hubiera descartado hace 15 años por su fuerte incidencia visual sobre el río, amén de la afección que puede provocar a la navegabilidad. Ni importa tampoco todo lo que había pedido Espadas en el pasado. ¡Viva el puente! Aquel primer paso hacia su nueva personalidad se ha convertido en la mejor metáfora del espadismo.

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