«En EE.UU. el funcionario responde personalmente de los perjuicios que pueda causar al ciudadano. En España, no»

Ha asesorado a empresas en proyectos innovadores para la obtención de fondos y subvenciones. ¿Sigue siendo un trámite engorroso tratar de optar a estas ayudas?

Sí. Es necesario avanzar en la simplificación. No se te puede pedir ocho veces lo mismo y esto se podría evitar con una adecuada gestión de los datos.

¿Se puede reducir la burocracia española?

Sí. La burocracia desorienta al ciudadano y los datos pueden ayudar a orientar al ciudadano. La técnica legislativa es otro aspecto a mejorar porque no está ayudando mucho. Necesitamos instrumentos de tecnología enfocados a esa imprescindible labor orientativa al ciudadano que debe tener la Administración.

¿Esto ocurre en todos los países o hay muchos en los que no?

El problema de la administración en España tiene mucho que ver con su origen, con cómo se creó, y con la concurrencia de distintas administraciones en el mismo ámbito. Pero confío en que con la tecnología y un buen uso de datos se vaya corrigiendo y avancemos en esa necesaria simplificación administrativa. Es lo que hace moderna una Administración.

¿Existe algún modelo de Administración moderna en la que debamos fijarnos?

La anglosajona. Tanto la de Estados Unidos como la de Inglaterra. Allí los funcionarios tienen responsabilidad personal de los perjuicios que puedan causar al ciudadano, cosa que no ocurre en España. En Estados Unidos existe la figura del city manager, que es el que gestiona los servicios públicos.

Los fondos europeos Next Gen y otros anteriores no logran agotarse y su grado de ejecución no alcanza a menudo ni el 80 por ciento. ¿La gestión de datos podría ayudar a elevar ese porcentaje?

Quizá sea pronto para hablar de la ejecución de los fondos Next Gen. Creo que una buena gestión de datos mejoraría este índice de inversiones.

En alguna de sus publicaciones ha asegurado que la abogacía tradicional ha muerto. ¿Qué quiere decir?

Esa expresión quizá sea muy radical. Pero lo que quiero decir es que la abogacía tradicional que trata de resolver un problema cuando se ha producido se está sustituyendo por otro tipo de abogacía más preventiva que trata de evitar que ese problema se produzca. Ahí es donde va a estar, en mi opinión, la labor del abogado del futuro. Tener capacidad de prevenir un problema antes de que ocurra en lugar de tener que afrontarlo una vez que ya se ha producido. Las habilidades que se le están exigiendo en este momento a los profesionales del Derecho van más por ahí que por habilidades puramente técnicas.

Con la especialización y el avance tecnológico. ¿Dejará ser ser la abogacía alguna vez una profesión humanística?

La abogacía nunca dejará de ser una profesión humanística que debe combinar ciertas habilidades técnicas.