La Casa de Alba renueva su unión con Sevilla en el bautizo de la futura duquesa

El revuelo de cámaras de televisión bajo la puerta ojival presagiaba el acontecimiento. Mientras iban llegando los invitados en taxis, uber y a pie, dentro en el templo se ultimaban los preparativos con feligreses del coro de Santa María de las Flores. «He visto crecer a estos niños, siendo testigo privilegiado y acompañando a la familia en los nacimientos, bodas y despedidas de sus seres queridos», se sinceraba Ignacio Sánchez-Dalp , biznieto del primer marqués de Aracena y sacerdote de la familia, antes de oficiar el bautizo de la primera hija de Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo .

Fuera, la expectación iba creciendo al igual que el público, que, móvil en mano, seguía el trasiego de invitados, de chaquetas cruzadas , ellos; y estampados y flecos , con algún mantón al hombro, para ellas. Unos minutos después de las ocho de la tarde llegaba la pequeña Rosario, en brazos de su madre y con batón de cristianar. Le acompañaban su padre, Fernando, y un orgulloso abuelo, el Duque de Alba . «¡Es preciosa!», «¡Qué muñeca!», piropearon los sevillanos a la niña, e incluso alguna señora se lanzó a felicitar a los padres mientras posaban para la foto.

Ya en el interior de la iglesia aguardan los invitados, entre los que estaban los hermanos del Duque de Alba (excepto Cayetano Martínez de Irujo, que sigue convaleciente de su operación por una complicación intestinal), así como los recién casados, Belén Corsini y Carlos Fitz-James Stuart , quienes contrajeron matrimonio hace una semana, pero han pospuesto su viaje de novios para no perderse esta cita.

Los padrinos fueron el hermano de la madre, Beltrán Palazuelo , y su amiga Blanca Barrera-Cuadr a (Lady Aguacatte), interiorista y propietaria del catering Aguacatte.

Los duques de Huéscar acudieron a la Santuario de Los Gitanos para presentar a su primogénita a la Virgen de las Angustias de la hermandad de Los Gitanos, donde doña Cayetana, bisabuela de la pequeña, fue hermana bienhechora. En los muros de esta antigua iglesia del Valle reposan parte de las cenizas de la querida duquesa. « Es un honor recibir a esta nueva hermana, que viene a reforzar los lazos de unión entre la hermandad y la Casa de Alba », expresaba el hermano mayor de Los Gitanos, José María Flores, que hizo entrega a la pequeña y a su madre de sendas medallas. El nombre de Rosario ha sido elegido en homenaje a la última duquesa de Alba y a otras duquesas de la Casa .

Por último, el catering de Miguel Ángel se encargó del cóctel que se sirvió para todos los invitados en la Casa de Dueñas.