El Real Alcázar de Sevilla licitará en 2023 la restauración del cenador de Carlos V

La intención de los responsables del Real Alcázar es que el cenador de Carlos V esté completamente restaurado para antes de marzo de 2026, que es la fecha en la que se conmemorará el quinientos aniversario del enlace matrimonial del emperador con Isabel de Portugal, precisamente en el Salón de Embajadores del palacio sevillano.

Lola Robador, que fue galardonada con el premio a la mejor restauración por el Colegio de Arquitectos por su intervención en el cercano Cenador del León hace tres años, tiene elaborado un proyecto de rehabilitación del pabellón de Carlos V que servirá de base para la licitación el año próximo.

El Patronato pretende acometer la rehabilitación entre 2024 y 2025, para que esté terminada antes de 2026, cuando se celebran los 500 años del enlace

Lo que se pretende con la rehabilitación de este espacio es resolver todas las patologías que tiene el edificio. Actualmente, a pesar de que las cubiertas se restauraron hace apenas dos décadas, están llenas de malas hierbas. La galería de este espacio tiene los azulejos en un pésimo estado, un soberbio revestimiento cerámico vidriado de estilo renacentista formado por más de 60 piezas distintas, que los profesionales entienden que necesitan una restauración bajo el criterio de 'mínima intervención'. Las columnas del porche están llenas de humedades en la zona que no se ve desde fuera. De hecho, estas galerías exteriores, por las que se podía pasear y asomarse al interior hasta hace apenas tres años fueron también clausuradas. Se colocaron unos macetones para evitar que los visitantes accediesen.

En cuanto a su interior, la cúpula de artesonado está tapada por una malla para que no se posen las palomas y una cancela cerrada impide el paso al pavimento más antiguo de todo el Alcázar (que es original del siglo XVI).

El viajero italiano Andrea Navagero, que acudió como invitado a la boda de Carlos V, escribió que «hay allí en los jardines un bosque de naranjos que es el sitio más apetecible del mundo». Aquellas huertas musulmanas, que luego transformó Felipe II en modernos jardines manieristas, fueron escenario del convite. En aquel momento, en mitad de aquellas huertas lo que había era una 'qubba', es decir, un edificio centralizado que, en la época musulmana servía para ceremonias funrarias o como oratorio. Allí cuenta la tradición que pasaron la luna de miel el emperador e Isabel de Portugal. Sin embargo, la realidad es que el pabellón no se transformó hasta 1543, cuando Juan Hernández mantuvo las estructuras tradicionales islámicas como la fuente en el medio o el canal de agua hacia el exterior, las columnas y ventanas a cada lado para refrescar el interior, añadiéndole elementos renacentistas como la cerámica del taller de los hermanos Polido o la solería, que representa el trazo antiguo del laberinto.

Ahora, el mayor debe que tiene el Alcázar con su patrimonio, que es este cenador, afrontará por fin su rehabilitación para su reapertura al público.