Sevilla decretará la alerta por la sequía en octubre y traerá las primeras multas por el uso indebido del agua

A finales de noviembre de 2021, Emasesa decretó el estado de prealerta, una medida que implica una mayor colaboración de ciudadanos y empresas para conseguir más ahorro de agua. Esta prealerta acabará en otoño y se entrará en una fase más crítica, que conllevará a la empresa pública del agua a decretar la alerta por la sequía.

«Prefiero ser optimista y pensar que la población no derrocha, que tenemos agua suficiente y que se acercan los meses en los que suele llover más, desde octubre a abril», reflexiona el consejero delegado de Emasesa, Jaime Palop. Esta nueva fase de alerta por la sequía, y a diferencia de la actual de prealerta, sí conlleva sanciones para usos indiscriminados del agua, aunque no restricciones en el consumo.

«En octubre entramos en alerta, ya no vale advertir, como hasta ahora. Penalizaremos a aquellos clientes que por ejemplo laven sus coches con la manguera de su casa. Deberán ser los alcaldes de la capital y área metropolitana los que pongan en marcha las sanciones. No se trata de recaudar por recaudar, sino de ser conscientes de la situación que vivimos», incide Palop, quien recuerda que «toda sequía acaba en inundaciones».

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Esta nueva fase de sequía supondrá además una intensificación del ahorro, en un 5% sobre el porcentaje fijado en la prealerta por sequía, penalizaciones por los excesos y activar iniciativas de intercambio de agua.

Hay que recordar que algunos municipios a los que Emasesa no les facilita el agua, como Burguillos, ya llevan varios años, especialmente en el último trienio, aplicando sanciones ante el derroche del agua, un problema acuciante en esta localidad que recoge el agua de los pozos, muchos de ellos ya secos con el paso de los meses.

Y es que a juicio delconsejero delegado de Emasesa, la diferencia entre la anterior sequía de los años noventa del pasado siglo y la actual es que «aquella ya sabemos que pasó, pero en la de ahora no sabemos hasta cuándo vamos a tener problemas debido a la falta de precipitaciones, por eso tenemos que actuar buscando la eficiencia».

Esta medida que se va a implantar en los próximos días forma parte de la estrategia que Emasesa lleva a cabo para luchar contra la sequía que padecemos en la provincia, y que deja a los embalses de Emasesa al 44% de su capacidad. Medidas que, en palabras de su consejero delegado, Jaime Palop, «son necesarias en el contexto actual, como consecuencia del cambio climático y en una situación de sequía más crítica que la que la anterior, entre los años 1992-96, con cortes de suministro del agua de hasta 18 horas».

Gestionar el agua como si fuera la última gota. Así entiende Palop el momento actual y para ello, la empresa mancomunada del agua, que abastece a más de un millón de clientes de la capital y once municipios metropolitanos —a los que hay que sumar una treintena de localidades más a través de su socio Aljarafesa— entiende que es ahora cuando hay que dar un salto de calidad en el consumo del agua buscando la eficiencia.

El consejero delegado de Emasesa explica además que en el caso de que la sequía persista no descarta «acudir otros sistemas de agua, como los del regadío, indemnizándoles como es lógico. Se trata de derivar agua de regadío a consumo pagándoles a los agricultores».

En el presente año hidrológico, que arrancó el pasado 1 de octubre y finaliza el próximo 30 de septiembre, las aportaciones de agua a los embalses han sido de sólo 57 hectómetros, siendo el segundo peor registro de la última década.

Si se suman a los 115 hectómetros del año 2020-2021 y los 175 del periodo 2019-2020, la conclusión es que, en el acumulado de los tres últimos años, el sistema ha recibido las mismas aportaciones de agua que durante la prolongada sequía del periodo 1991-1995