El mural de Elcano en Sevilla realizado por Juan Miguel Sánchez

La entrada al templo impresiona por las dimensiones de una pintura de uno de los artistas más singulares de la centuria pasada como fue Juan Miguel Sánchez. Cuando uno se acerca, puede ver los detalles que se encuentran en la parte inferior del mural como son los marineros portando cirios, tal y como aconteció aquel día de la Natividad de la Virgen en dirección al convento de los Mínimos de Triana para venerar a Nuestra Señora de la Victoria o a la Catedral de Sevilla en acción de gracias y visitar a la Virgen de la Antigua.

Sin embargo, la composición que realiza Sánchez para esta capilla que fue parroquia del barrio hasta 2011, lleva a los fieles y a los visitantes hasta la Virgen del Carmen, la cual preside el mural realizado en 1953 y sobre el que publicó un estudio en 2018 el investigador Juan Palomo-Reina.

En el trabajo publicado por el Laboratorio de Arte, destaca que las figuras «tienen un aire de naturalidad y gran viveza». Asimismo Palomo-Reina apunta que Juan Miguel Sánchez «supo incorporar un cierto aire de modernidad, al conjugar temas como este, y en el resto de sus otras obras temáticas tradicionales sevillanas».

Se pueden contabilizar en el mural hasta 26 figuras que con la mirada llevan al espectador desde abajo hacia arriba y en concreto hasta la Virgen del Carmen. Además, hay múltiples detalles repartidos por toda la obra como son los dos grandes barcos pintados en ambos lados y que flanquean el antiguo puerto de Sevilla.

El genio de Juan Miguel Sánchez hace pensar que esta vista de la ciudad se hace desde el famoso puerto de Mulas, lugar en el que desembarcaron los marinos después de haber dado la vuelta al mundo por primera vez y después de haber perdido a cientos de compañeros en la travesía, así como al capitán Fernando de Magallanes.

Como curiosidad, el artista representó a la Torre del Oro tal y como estaba construida en el siglo XVI, sin el cuerpo que se añadió dos centurias después. También, aparece la Giralda sólo con una espadaña en su remate en vez del campanario que terminaron en 1565, cuatro décadas más tarde que la finalización del viaje representado en esta capilla situada una barriada que se creó en los años 50 del siglo XX y cuyos primeros habitantes fueron los trabajadores de la Antigua Empresa Nacional Elcano, embrión de lo que más tarde sería Astilleros.

Esta representación del navegante no es la única en este enclave porque hace dos años, la artista Ana Langeheldt culminó otro mural que el Ayuntamiento de Sevilla había encargado en la calle de la Corbeta en homenaje al marino y enmarcado en los actos por el medio milenio de la Primera Vuelta al Mundo.

Por su parte, Juan Miguel Sánchez tiene otras obras repartidas por la ciudad como son las pinturas en la estación de autobuses El Prado de San Sebastián o el mural de la parroquia de Santa Teresa donde se representa el éxtasis de la misma. También, tiene una alegoría triunfal de la Eucaristía para decorar la iglesia de San Luis de los Franceses, murales en el vestíbulo del edificio Elcano en la avenida de Las Razas o en la capilla de Real Maestranza de Caballería.