Alerta por la aparición de grietas con desprendimientos en la iglesia de la Caridad

Una de estas grandes manchas de humedad se encuentra al lado del contiguo edificio de las Atarazanas, donde se están acometiendo obras para la recuperación del histórico edificio.

Pero los problemas que más preocupan están en el interior con fisuras en el coro de la iglesia, al lado del cuadro 'La Exaltación de la Cruz', de Juan de Valdés Leal. Esa grieta se prolonga también encima de la pintura 'In ictu oculi', uno de los cuadros más importantes del artista del siglo XVII y más representativas del barroco español. Encima del mismo, se ha perdido parte de la inscripción en latín. Además, en uno de los arcos del sotocoro, hay una afectación grave por otra fisura entre la pared lateral y el propio espacio de entrada a la iglesia.

Si se observa el techo de la nave, se puede seguir la grieta que empieza en la esquina mencionada anteriormente y que atraviesa la iglesia hasta justo delante del altar mayor, una de las obras cumbres de Pedro Roldán, Bernardo Simón de Pineda y Juan de Valdés Leal. Asimismo, hay que recordar que la hermandad de la Santa Caridad realizó hace unos años la restauración del mismo para recuperar el esplendor perdido.

El detalle más definitorio de la situación es la malla colocada en el presbiterio. En ella se observa un cascote desprendido del techo. Estas caídas se llevan produciendo hace un tiempo y se llegaron a colocar andamios delante de los altares de San José y la Virgen con el Niño, así como los cuadros de Bartolomé Esteban Murillo que están en el presbiterio. Estas pinturas son 'El Milagro de los panes y los peces' y 'Moisés haciendo brotar el agua' y son originales al no ser robadas durante la invasión francesa por el mariscal Soult.

Hay que recordar la situación estratégica de este espacio de la ciudad, muy cerca del circuito turístico pero que a pesar de su belleza y las obras de arte que contiene no se nutre de los millares de visitantes que transitan entre la zona de la Torre del Oro, el paseo Cristóbal Colón, el barrio del Arenal, la Catedral, el Archivo de Indias y el Real Alcázar. Pocos turistas entran en un lugar que necesita de un mantenimiento continuo debido a la cantidad de tesoros patrimoniales que posee.

La iglesia que hoy conocemos se culminó durante el mandato de Miguel Mañara como hermano mayor de la Caridad a partir de una nave de la Atarazanas una construcción que se extiende al resto del hospital.

Los problemas han coincidido con la obras que se ejecutan para recuperar el edificio de los viejos astilleros. En el templo, durante la visita turística, se oye el ruido de la maquinaria de las contiguas excavaciones. Esto plantea la duda de si hay relación de las obras con los desperfectos localizados en los últimos meses.

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Esta tesitura ha sido traslada a la Junta de Andalucía como responsables de las obras de las Atarazanas. El consejero de Cultura, Arturo Bernal, visitó el templo semanas atrás para conocer los daños si bien tras una primera inspección los técnicos apuntan a un problema de infraestructura propio del conjunto artístico.

Junto a la iglesia se están excavando actualmente las naves 6 y 7 de las Atarazanas (las dos más próximas al Hospital de la Caridad) hasta la cota original. Allí se construirá un muro de contención para asegurar la estructura. También, se excavará la muralla almohade y la barbacana, a una cota inferior de casi cinco metros y se podrán visitar mediante unas escaleras.

Conforme se entra desde Temprado, en la esquina del fondo más próxima al Postigo aparecieron restos de la antigua pescadería del siglo XVII que se construyó cuando las Atarazanas dejaron de tener uso de astilleros. Allí también se aprecia la torre anexa al Postigo del Aceite. El proyecto del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra para las Atarazanas supondrá la rehabilitación completa de los viejos astilleros y también del edificio cabecera que se le añadió en el siglo XVIII cuando pasó a ser Maestranza de Artillería.

También, estará la apertura visual hacia la calle Dos de Mayo, tal y como fue originalmente. Se derribarán los muros y se colocará una reja para que, desde esta vía que será reurbanizada y peatonalizada, se pueda ver el interior. Asimismo, se habilitará un acceso secundario a través de las dos naves centrales que están a la misma cota de la calle.

Todas estas actuaciones en los viejos astilleros pueden estar afectando a los muros limítrofes con el Hospital de la Caridad y, en concreto, con la iglesia. En el conocido como patio de los Rosales, también se observan las obras en los techos de las Atazaranas y la unión con las paredes del templo y otras dependencias adyacentes de un espacio abierto a los visitantes pero que también presta un servicio social como residencia para mayores.

Una de las curiosidades más llamativas es que una de las antiguas naves de las Atarazanas se sigue pudieron reconocer como salón para la convivencia de las personas de la tercera edad que suelen pasear por los patios del hospital o en la antigua sala de cabildos, la cual en la actualidad tiene piezas del patrimonio que posee la hermandad desde hace varios siglos.

Otras de las personas que conoce la situación del templo es José Luis Sanz, que visitó la iglesia recientemente y pudo observar los problemas de las grietas o cómo se ha desprendido parte de la pintura de la pechina en la que se halla el evangelista San Mateo, donde apenas se contemplan los detalles del libro en el que está escribiendo los textos sagrados.

Hay que recordar que, en 2005, la Consejería de Cultura, el BBVA y la hermandad de la Santa Caridad, firmaron un convenio para la restauración del retablo mayor de la iglesia de San Jorge, del antiguo Hospital de la Santa Caridad, una joya del barroco europeo construido entre 1670 y 1675. En el mismo, se estableció que de los 300.000 euros que está estipulada la restauración, el 50 por ciento lo aporte la Junta de Andalucía; el 40 por ciento el BBVA y el 10 por ciento la corporación.

El proyecto fue redactado por el Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico, que será el encargado de realizar los trabajos. Los daños más importantes se encontraban en el soporte de la arquitectura de madera, por la pérdida de funcionalidad de los sistemas de ensambladura en los puntos de unión que soportan mayores cargas. Igualmente, las exposiciones constantes a cambios climáticos y niveles de humedad relativa y temperatura, a lo largo del tiempo, causaron también la aparición de focos de pudrición en algunas esculturas.

Asimismo, había una gran acumulación de suciedad que hizo mella en las superficies doradas y policromadas, junto a un fino estrato de humo de la combustión de las velas, que formó una capa de consistencia grasa que ha provocado el oscurecimiento del rico cromatismo. La actuación de los técnicos del IAPH duró un año aproximadamente y se recuperó uno de los retablos barrocos más hermosos de Europa.

En todos estos años, también se iluminó la iglesia por parte de la fundación Endesa y se espera a que los desprendimientos no sigan ampliándose para no afectar a retablos o pinturas que forman parte de un patrimonio histórico y artístico que se estudia en los libros de la historia del arte como un conjunto irrepetible que se puede disfrutar en Sevilla.