La historia que esconde el origen del puente más emblemático de Sevilla
Curiosidades de Sevilla
El puente de Isabel II es un emblema de la ciudad, referencia de coplas, lugar señero para el paso de las cofradías, además de una infraestructura que fue vital para el desarrollo urbano de Sevilla
¿Quién fue Isabel II, la Reina que le dio nombre al Puente de Triana?
¿Qué invasión sufrió Sevilla en 1810 que tuvo fin con la Batalla del Puente de Triana?

Esta semana Sevilla ha estado de aniversario, y no uno cualquiera. Tal día como el pasado lunes 12 de diciembre, pero del año 1845, se colocaba la primera piedra del puente de Isabel II, popularmente conocido como Puente de Triana. Ciento setenta y siete años de historia no es poco y menos para un enclave que es emblema de la ciudad, referencia de coplas, lugar señero para el paso de las cofradías y una infraestructura vital para el desarrollo urbano de Sevilla.
Ese día comenzó la construcción, pero los sevillanos no vieron terminado el puente hasta siete años después, en 1852. Como curiosidad, ese 12 de diciembre en el cimiento del estribo del lado de la orilla 'de Sevilla', dentro de una cajita de plomo fueron introducidas el acta de la colocación, el pliego de condiciones de la subasta, la certificación de la diligencia de remate de las obras y varias monedas corrientes de oro y plata.
Es el segundo puente en la historia de Sevilla, siendo actualmente el más longevo, y el segundo de hierro más antiguo conservado en España. Para celebrar esta efeméride, extraemos del archivo gráfico de ABC de Sevilla las fotografías más famosas del puente y recordamos los puntos más importantes de su historia.

Como no puede ser de otra forma, comenzamos a recordar su historia desde los inicios y nos remontamos al puente que precedía al actual, el desaparecido puente de barcas, el primer puente fijo de Sevilla. En el año 1171, el Emir Abud Yacub Yusuf decide encargar la construcción un puente que estaba compuesto por once barcazas de madera. Durante siete siglos este puente de barcas fue la única vía para cruzar el Guadalquivir como vía de conexión entre Sevilla, Triana y el Aljarafe.
Este puente «tuvo averías importantes, a causa de los temporales, y se rompían las barcas, cuyos trozos llegaban hasta Coria. Cuando esto ocurría volvían a funcionar los barqueros, que mientras existió el puente siguieron haciendo traslados de orilla a orilla aunque con menor actividad»
Andrés Segura
Presidente de la Asociación Puente de Barcas
Como hemos dicho, el puente de Isabel II tal y como lo conocemos comenzó a levantarse el 12 de diciembre del año 1845, y recibe este nombre porque se construyó bajo el reinado de Isabel II. Quiso ser derribado en 1974, pero a la larga se ha convertido en una seña de identidad de la capital hispalense.

Joaquín Lefler, en el libro 'Los puentes sobre el Guadalquivir en Sevilla' , cuenta que en primer lugar se pensó en construir un puente de piedra, incluso se planteó un diseño con un gran arco rebajado y una fuente en su punto central, y en un puente colgante, pero que en 1844 los ingenieros franceses Fernando Bernadet y Gustavo Seinacher presentaron al Ayuntamiento varios proyectos y entre ellos se consideró éste como la solución más satisfactoria. Su coste se fijó en 12 millones de realesa pagar en 25 años. Para pagarlo el Ayuntamiento solicitó al Gobierno un «pontazgo» -pago por el paso- de 10 años, que, al final fueron dos, en el Tardón y el Patrocinio.
El puente de Triana se inauguró con solemnidad el 23 de febrero de 1852, dando paso a una historia llena de avatares. Si la colocación de la primera piedra del puente fue una fiesta, su inauguración, presidida por el gobernador, fue solemne, con procesión de maceros y banda de música presidida por el arzobispo y un desfile que precedió a una jornada llena de actividades, con cucaña incluída.
Dos momentos clave
El puente de Triana, sin duda, es un emblema de la historia de un barrio, y es sencillo toparse con vestigios de la historia en la que es protagonista, como la batalla del puente de Triana. Pero para quedarnos con dos fechas clave en las que los sevillanos miran hacia esa orilla, rescatamos dos fotografías de nuestra hemeroteca.
En primer lugar, durante la fiesta por excelencia del verano sevillano nuestro protagonista de esta semana tiene un papel principal. Para la Velá de Santiago y Santa Ana cada mes de julio el puente se engalana con luces y 'con banderas republicanas', como versan los famosos tangos de Triana.

No son pocas las sevillanas y coplillas que a lo largo de la historia le han dedicado al puente los cantes populares. El barrio y el río se llena de vida con las actividades propuestas y las competiciones deportivas. Un auténtico espectáculo popular que se disfruta desde la calle Betis y desde las barandillas del puente.
Por otro lado, la Semana Santa, una de las dos fiestas señeras de la capital hispalense cuando el barroco se apodera de las calles y la historia y el fervor de los sevillanos se hace más latente aún que el resto del año. Por él, discurren los titulares más representativos de las hermandades del barrio de Triana, que siempre van acompañados por cientos de fieles que ven cumplir los años con esta tradición.

La ciudad tiene en su memoria colectiva momentos en el que este singular puente con padrino francés está presente, como cada Semana Santa en Viernes Santo cuando El Cachorro cruza hacia Sevilla.
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