Gritos, peleas y destrozos en el día a día del vecindario de la calle Feria
Los vecinos que lindan con el edificio conflictivo, admiten que el dispositivo del Ayuntamiento en la zona ha mejorado algunos aspectos como la limpieza del entorno
El 'banco mala' pide el desalojo de los okupas de la calle Feria
Sevilla
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Iniciar sesiónLos vecinos más próximos al número 158 de la calle Feria llevan años sufriendo una convivencia cada vez más complicada por la situación que se vive en ese edificio del centro de Sevilla. Para documentar «ese calvario», los afectados han ido tomando fotografías, grabando ... audios y recogiendo pruebas para sostener cada una de las denuncias que han presentado ante la Policía Nacional. El juzgado de Instrucción 9 está concentrando todas esas denuncias que se dirigen sustancialmente hacia el mismo grupo de personas.
ABC ha tenido acceso a fotografías y grabaciones. En los audios, captados principalmente por las noches, se escuchan gritos, peleas y el ruido de destrozos que se producen en plena vía pública como la rotura de cristales. «Esto es el día a día cuando cae la noche y lo peor es que se escuchan muchas veces los lloros de los niños que también residen en el edificio», se lamenta una de las vecinas.
El ejemplo más evidente del nivel de tensión que se vive en la zona ocurrió hace escasas semanas cuando varios portales acabaron rociados con aceite. El vertido intencionado también afectó a varios coches que estaban aparcados. Los afectados vinculan este hecho con una pelea previa que hubo por los aparcamientos en el tramo más próximo al número 158.
Recientemente el Ayuntamiento ponía en marcha un dispositivo especial coordinado por el área de Seguridad Ciudadana, en el que participan agentes de la Policía Local, Asuntos Sociales, Lipasam y distrito Casco Antiguo. El alcalde José Luis Sanz admitía su preocupación.
Los vecinos consultados aseguran que han visto mejoras especialmente en la limpieza de la calle. Una de sus quejas recurrentes era la acumulación de desperdicios en los alrededores de la finca. También han detectado una mayor presencia policial, pero al final se quejan amargamente de que la intervención es limitada.
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