Los fundadores del grupo que combatió a ETA en primera línea se reúnen en Sevilla

Los primeros integrantes del GAR de la Guardia Civil celebran su encuentro anual durante este fin de semana en la capital hispalense

Los GAR en el País Vasco

Decenas de guardias civiles ya retirados se reúnen este fin de semana en Sevilla ABC

En la recta final de los años 70, ETA destrozaba familias casi a diario. Sólo entre 1976 y 1980, los atentados de la banda terrorista se llevaron por delante 291 vidas y dejó heridas a más de 400 personas. En 1979, el gobierno de ... Adolfo Suárez tomó la decisión de crear un grupo especializado de agentes de la Guardia Civil que iban a tener el peligroso cometido de combatir a los etarras en primera línea. Ellos serían la avanzadilla de los registros, los que estarían a pie de carretera en los controles, los que se adentrarían en barrios y caseríos controlados por la organización para detener a sospechosos. Los fundadores de aquel grupo, bautizado como GAR (Grupo Antiterrorista Rural) se reúne este fin de semana en Sevilla para celebrar su encuentro anual.

Estos guardias civiles, ya retirados, forman parte de la historia de España que no se cuenta en los libros. Con apenas 20 años en muchos casos, decidieron enrolarse en una peligrosa misión de manera voluntaria. «La situación en aquel momento era terrible. Los atentados iban en aumento y estaban cayendo muchos compañeros. Como yo y mi hermano, fuimos unos cuantos, bastantes, los que no nos lo pensamos cuando se ofreció la oportunidad de integrar esa nueva unidad«.

El teniente coronel Tomás Argüelles fue uno de esos jóvenes que se apuntó a una empresa que iba a tener como primer destino la localidad de Argamasilla de Alba (Ciudad Real). Junto al pantano de Peñarroya se llevó a cabo el primer curso de adiestramiento y selección de los que a la postre serían los fundadores del GAR. «Nos presentamos más de 500, aunque al final se seleccionaron a 300 agentes», relata a ABC. La formación, enfocada principalmente en técnicas antiterroristas, la impartían los compañeros que habían constituido por iniciativa propia y con respaldo de sus superiores el germen del GAR en Logroño, hacía solo un año antes. Se trataba de una unidad que se denominó UAR y la integraron oficiales que fueron reclutando a agentes para combatir a ETA en respuesta a la escalada criminal.

De Andalucía a Intxaurrondo

La formación de los agentes se había diseñado para un periodo de seis meses que se cortó de manera abrupta al quinto mes. El 1 de febrero de 1980, seis guardias civiles caían en una emboscada que los terroristas les habían montado cerca de la localidad de Ispáster. Los agentes iban en dos vehículos que escoltaban un transporte de armas y munición cuando fueron interceptados por los terroristas. Los agentes fueron acribillados a tiros. Los etarras lanzaron granadas de mano a los todoterrenos para garantizarse la muerte segura de los funcionarios policiales. Aquel año fue el más sangriento de la historia de la banda.

«Ese atentado obligó a movilizarnos antes de tiempo. Se organizaron tres compañías que se instalaron en San Sebastián (Intxaurrondo), Bilbao y Vitoria. Después entraría una cuarta en funcionamiento en Pamplona». El teniente coronel Argüelles, por aquel entonces cabo, fue uno de los 300 primeros elegidos para integrar el GAR. Su vida dio un giro radical: «Hasta entonces había estado destinado en Santa Cruz de Tenerife con mi hermano, pero los dos decidimos irnos al País Vasco. No podíamos mantenernos al margen de lo que estaba ocurriendo, nos ardía el interior al ver cómo estaban muriendo personas por culpa de esas acciones miserables y cobardes«.

«No podíamos mantenernos al margen de lo que estaba ocurriendo. Nos ardía el interior al ver cómo estaban muriendo personas en atentados cobardes y miserables»

Tomás Argüelles

Teniente coronel retirado

Un buen número de andaluces formó parte de las tres primeras compañías. Y no sólo se marcharon ellos a combatir a ETA, sino también arrastraron a sus familias. Argüelles ya había iniciado una relación con la que acabaría siendo su mujer. «Ella se vino conmigo aunque decidimos que se quedara en Logroño. Era demasiado peligroso. Cada día íbamos a un funeral, a un entierro».

Con la caída de ETA, el GAR mudó de nombre y de cometidos. Pasó a llamarse Grupo de Acción Rápida y entre sus misiones ha estado el despliegue en el litoral andaluz para luchar contra el narcotráfico o intervenciones en operaciones de alto riesgo. Precisamente uno de sus últimos caídos en acto de servicio fue el teniente coronel Jesús Gayoso, jefe del GAR en Logroño, que murió de coronavirus en 2020 después de haber participado en varios dispositivos de desinfección. El virus también se cobró la vida del coronel, ya retirado, Jesús Vélez, quien fuera el primer jefe que tuvo el GAR cuando entró en funcionamiento en los 80.

En torno a 120 de aquellos hombres que integraron las primeras compañías se dan cita este fin de semana en Sevilla. Este viernes por la noche tuvo lugar la recepción en el Círculo de Labradores. Todos los años se reencuentran una vez en algún punto del país, sabedores que poco a poco van siendo menos y que el reloj ya corre en contra. Sevilla ha sido el destino elegido en esta ocasión para seguir manteniendo viva la memoria de un trozo indispensable para entender la España de hoy en día.

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