El Canal de la Expo espera el acuerdo entre el Ayuntamiento de Sevilla y la Junta de Andalucía para su venta

Desde entonces, son varios los inversores que han mostrado interés en comprar estos terrenos, algunos con otras implantaciones también en la Isla de la Cartuja, pero siempre y cuando se acredite el cambio del uso del mismo. Entre los técnicos de Patrimonio y la Gerencia de Urbanismo se han producido varias reuniones, las últimas, ya perfiladas para que pronto por fin se acometa el cambio que permita que el suelo sea urbanizable, según fuentes consultadas. La única clave y el gran atractivo para que los inversores apuesten definitivamente por entrar en la próxima puja pasa por esta medida.

Después de muchos años en los que la Administración andaluza ha ido dejando morir poco a poco estas instalaciones, convirtiéndolo en un vertedero con hierros oxidados, e incluso, a veces, en un asentamiento chabolista, atrás pueden quedar las últimas acciones sin fructificar.

En junio de 2022, el valor de tasación de estos terrenos fue de 4.331.795 euros, y no hubo respuesta por ningún posible comprador. No interesó. Sin más.. Años atrás, también se quedó sin ejecutar la construcción de un aparcamiento para unas 2.000 plazas, una iniciativa que quedó paralizada cuando la Junta consideró que no sería necesario activar un parking al entender que las más de 2.000 plazas habilitadas en Carlos III eran suficientes para cubrir la demanda del parque tecnológico.

También en 2018, y con el asesoramiento de la Universidad de Sevilla, un estudio realizado llamado 'Línea viva', y que fue premiado en el Concurso de Ideas de la Cátedra Metropol-Parasol, se quedó en nada. Los investigadores analizaron las vías de rescate del cause seco con una oferta comercial y de ocio en torno a la explotación de viveros de claveles. Una especie de mercado de flores profesional con actividades paralelas para llenar de vida esta zona degradada de la Isla de la Cartuja. Los viveros donde se cultivaría serían visitables y formarían parte integrante de todo el complejo y servirían como talleres sobre el proceso de cultivo y recolección de la flor.

Ahora, seis años después, la Dirección General de Patrimonio estima que pronto debería encontrarse un comprador que acceda a la subasta y que cambie el panorama desolador de la actualidad, punto clave en algunas de las líneas maestras del proyecto que José Luis Sanz expuso el pasado verano en el Círculo de Empresarios de la Cartuja.