Antonio Hierro echa el cierre en la Alcaicería de la Loza: «Trataba a mis clientes igual que a mis costaleros»
Tras más de medio siglo asesorando a su clientela sobre complementos y otros artículos, este veterano capataz de Sevilla baja el telón de su tienda en la Alfalfa
Antonio Hierro sonríe junto a la entrada de su tienda de complementos en Sevilla
Antonio Hierro arría el misterio de su vida en la calle Alcaicería de la Loza tras más de tres décadas al frente de su negocio y más de medio siglo llevando la atención al cliente a su máxima expresión. Él es sobradamente conocido no ... sólo en el barrio de la Alfalfa, en pleno Casco Antiguo de Sevilla, sino también en numerosos barrios colindantes, porque Hierro es además de un profesional en la venta de complementos, uno de los más eminentes decanos del mundo del martillo, al ser como es el capataz del Señor de las Tres Caídas de San Isidoro desde hace más de 40 años y comandar cada Jueves Santo el paso del Cristo de la Fundación de la hermandad de los Negritos.
El martes pasado Hierro tapó su escaparate y colgó dos carteles que rezan 'Liquidación por jubilación', y todo el que pasa estos días por esta sinuosa vía de origen musulmán se acerca a saludarle y a recibirle en esta nueva etapa de su vida. Podrá cerrar AH Complementos en el número 11 de una arteria clave para el comercio local sevillano pero siempre quedarán aquellos clientes y amigos que valoraron positivamente la atención y la cercanía de Hierro. Ellos seguirán contando con sus numerosas anécdotas sobre la ciudad y sobre las cofradías pero ya lejos de su mostrador. Ahora dedicará su tiempo a lo que verdaderamente importa, que es recoger a sus nietos del colegio.
Este comerciante sevillano comenzó trabajando desde los 15 años en una empresa, luego pasó al hotel Inglaterra, y de allí se marchó a una farmacia. Posteriormente pasó a un almacén, desde el que inició su andadura en solitario. «Desde el 94 llevo vendiendo zapatos y luego me derivé al tema de los complementos», rememora en este periódico. Sabe el empresario que ya era difícil compatibilizar las tantas horas que exige un negocio de este tipo y sin querer entrar en el terreno de la crítica, no deja de ser consciente de que el turismo ha sido el que ha marcado la pauta hasta en sus horarios laborales. «El centro ha cambiado toda la dinámica: a la una y media cerrábamos, porque venía gente del barrio. Ahora ya no queda nadie de aquí y los turistas comen a la una y compran más tarde que los sevillanos», declara.
Antonio Hierro, delante del paso de misterio del Señor de San Isidoro
Pese a que pone punto final a esta aventura laboral, Hierro se siente inmensamente rico y agradecido por todo el cariño recibido durante tantos años en un punto que cada vez es más una puerta a la nostalgia. «Siempre digo que a la gente hay que tratarla amablemente. Y el mismo cariño con el que he tratado a mis clientes es con el que yo trato a mis costaleros. Mucha gente viene a decirme que fueron felices en mi tienda, y hasta una señora se emocionó cuando vino a verme», subraya, ahora sí, compungido por la verdad de su nuevo camino y sin dejar de dar los buenos días a todos los viandantes.
«El que no se adapte al horario del turismo, está muerto en combate, al menos en el centro»
Antonio Hierro
Empresario y capataz de Sevilla
Otra historia
Y muchos de los que van a verlo son casi tan cofrades como él, que posee una de las trayectorias más dilatadas de la Semana Santa de Sevilla, con más de cuatro años al frente del Tres Caídas de San Isidoro. Fue uno de los hijos de la cuadrilla de profesionales que capitanearon los Ariza y esa sobriedad la traslada cada Jueves Santo con el Cristo de la Fundación de los Negritos. «Y total», prosigue. «Que al final se va uno con la satisfacción de haber conseguido una vida elaborada y con la satisfacción de haber dado un buen servicio a muchos clientes», expresa. Lo que vendrá ahora, según traslada a ABC, será un establecimiento de origen chino. «Son los únicos que pueden mantener un negocio como éste», añade Hierro. Pero ya nada será lo mismo. «'Será otra historia'», es lo que me dicen mis clientes. Porque aquí podrán poner una nueva tienda, pero nunca el alma», apostilla.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras