Diecisiete días y dieciséis noches haciendo cola para escuchar en concierto a Pablo Alborán

Perfectamente organizados a través de las redes sociales y WhatsApp, chicos y chicas adolescentes, jóvenes e incluso madres de diferentes puntos de la geografía española han acordado distribuirse en cuatro grupos y hacer turnos de mañana, tarde y noche en el exterior del auditorio. Ilusionados, cinco impacientes seguidores sevillanos, Alba de 15 años; Jessica , de 22; Francisco Antonio , de 17; Marta , de 20, y Bea , de 19 años, aseguraban ayer por la tarde que pasarán estos días de ansiada espera hasta la hora del concierto, divirtiéndose, jugando y haciendo amigos, « para que no nos quiten el sitio , porque las entradas las tenemos compradas desde noviembre y ya están agotadas ».

Aunque en un principio instalaron tiendas de campaña, toldos, sillas, neveras con comida, mantas, sábanas y hasta un colchón a las puertas del auditorio, los responsables del recinto les aconsejaron que se ubicaran en la acera de enfrente para no entorpecer el acceso a los asistentes del concierto de, de este sábado, y de la actuación de la Fura dels Baus, del próximo día 12. De esta manera, escoba en mano, los incondicionales de Alborán, se afanaron en acondicionar el terreno donde pasarán estos 17 días y 16 noches.

Bajo la sombra de un árbol, Emilia, de 55 años, sentada en una silla plegable, hacía el turno de su hija Clara, de 14 años. No se han perdido los conciertos de la gira «Tour Terral 2015» de Pablo Alborán celebrados en Málaga y Lepe y de nuevo repiten en la capital hispalense los dos días de concierto y luego Granada. «Clara se encuentra ahora en Toledo en casa de unos familiares, pero las alboranistas están siempre en contacto. A ella le toca venir el día 8». Emilia afirma que pasará el tiempo haciendo ganchillo y leyendo «El sari rojo», del escritor Javier Moro , una novela de aventura, como la que confiesa estar viviendo ahora con su hija. «Aunque esta vez no entraré al concierto porque es una auténtica locura, con todo el griterío de la juventud, sin apenas poder escuchar las canciones».