«Mi padre lleva veinte días ingresado sin aire acondicionado en la habitación»

Este vecino de San José de la Rinconada, de 67 años de edad, tiene una enfermedad en la sangre y, según su hija, Lidia Pereira, ingresó primero en la planta quinta, hace dos semanas «y allí le pusieron dos muelles en el corazón».

Ya en esa zona la habitación asignada no disponía de refrigeración por lo que la familia tuvo que comprar un ventilador para aliviar el sufrimiento del enfermo y subirlo a planta no sin antes «pasar controles en seguridad y conseguir una autorización de una enfermera para que el aparato entrara en el centro».

Pasados esos quince días y como consecuencia de la enfermedad de su padre, Lidia relata que lo pasaron a la planta octava a la habitación 871 y que allí seguía sin aire acondicionado .

«Ahora el tratamiento consiste en una serie de pastillas y unos pinchazos —sigue— y además tiene oxígeno y un calor espantoso. Tenemos que ponerle el ventilador y paños fríos en la cara porque se asfixia».

Esta familia no entiende que «en algunas habitaciones» no haya refrigeración y que en los pasillos y controles de Enfermería, sí.

«No todas están sin aire —añade Lidia— algunas sí lo tienen e, incluso, hay una que está ahí el hombre con dos mantas congelado . Yo le he dicho a mi madre que saque a mi padre al pasillo, pero no puede porque tiene toma de oxígeno».

Mientras crece la indignación de esta familia y de la tía de Lidia, Dolores Gallardo, que ha ido a visitar a su cuñado varias veces y ha constatado, la precariedad de medios que hay en el centro, fuentes de la dirección niegan que haya problema alguno.

Sobre la falta de aire en la octava planta señalan que en «el departamento de Mantenimiento no tienen constancia de ningún problema con la climatización de esa zona que es individual en cada habitación»; y, en cuanto a las deficiencias del sistema en la quinta, da la callada por respuesta.

Sin embargo, el sindicato CSI-F afirma como esta familia de San José de la Rinconada que en las plantas quinta y octava hay alas en las que está fallando la refrigeración.

El delegado sindical de Sanidad, Alejandro González , dice que las averías «van por zonas» y que en la octava afecta a las alas A y B. Respecto a la quinta también tiene constancia de fallos en la refrigeración pero solo en un ala que no especifica.

Lidia Pereira declara que están pasando un calvario no sólo ya por ver sufrir a su padre sino por los fallos en la asistencia.

«Hasta la comida llega a una hora que no es la suya porque creo que hay problemas con el cáterin. El almuerzo se lo sirven a las doce y media y ya me dirá quién come a esa hora».

Además, denuncia que «el domingo tuvieron que ponerle a mi padre dos bolsa de sangre y solo le suministraron una porque no había». Ayer le preguntó al médico y le dijo que hoy le pondrían dos.

«Mi madre —lamentaba Lidia— ha ido a donar sangre ahora por la tarde para que puedan hacerle la transfusión y se ha encontrado con que las dependencias están cerradas».

«Todo esto pasa —tercia González— por la ineptitud del director de Servicios Generales del hospital Virgen Macarena y las consecuencias las paga el usuario». Recuerda la falta de personas de mantenimiento que hay en los centros del SAS y cómo no se prevé la llegada de las altas temperaturas para la puesta al día de los aparatos.

«La semana pasada —termina— tuvieron problemas los centros de salud de varias localidades. Antes llevaba días averiado el aire de Bormujos y el ambulatorio de Virgen de África se averío el baño y se vieron hasta cucarachas».