«Doctora, si se muere mi primo, te matamos»

Uno de esos casos de amenazas de muerte ocurrió en uno de los centros de salud más conflictivos de la capital. «Habían dado de alta al patriarca del clan gitano y la familia quiso celebrarlo con una fiesta. Poco después llevaron a uno de los invitados al centro de salud más próximo con síntomas de intoxicación etílica. Toda la fiesta se trasladó hasta el centro de salud. Aquello era un guirigay», relata un sanitario que pide que no se identifique el centro de salud para evitar represalias. Cuanto estaban atendiendo a un gitano ebrio comenzaron a recibir amenazas. «Si se muere os matamos», dijeron los acompañantes a los médicos y enfermeros de Urgencias. Más de v einte policías se personaron en el centro de salud y cortaron la calle para evitar males mayores. Hoy, ese centro de salud cuenta con dos guardias de seguridad y circuito cerrado de televisión.

«Desgraciadamente este caso no es una excepción. Pasa a menudo en centros de salud conflictivos. Los trabajadores estamos cansados de la actitud d el SAS, que no denuncia de oficio estos hechos aunque haya imágenes que identifiquen a los agresores y confirmen lo ocurrido», concluye este médico. La inseguridad es tal que muchos sanitarios tienen que sufragar de sus bolsillos garajes en barrios deprimidos donde trabajan para proteger sus coches y evitar así que quemen sus vehículos, les rajen las ruedas o les arañen la carrocería.

Piden traslados

Otro caso sucedió hace seis años, cuando en otro centro de salud sevillano se murió el patriarca de un clan en el servicio de Urgencias. « Pegaron a un médico y a un guardia de seguridad . Al día siguiente fueron a buscarlos para intentar agredirlos de nuevo. Al final, ese médico y un enfermero tuvieron que pedir su traslado a otro centro de salud porque temían por su vida», denuncia un portavoz del Sindicato Médico.

El pasado domingo, dos médicos, dos enfermeros y un celador , así como el marido de una de las enfermeras, resultaron heridos en el centro de salud de Pino Montano cuando un grupo gitano les agredió. Uno de esos médicos dice que todo comenzó con insultos y amenazas: «Los sanitarios tumbaron al enfermo con intoxicación etílica en la camilla. Estaba siendo atendido por una doctora cuando los dos acompañantes del enfermo comenzaron a increparla, amenazándolo con hacerle de todo, incluso abusar sexualmente de ella si se moría su primo». Fue entonces cuando medió este facultativo y se llevó de premio un puñetazo de uno de los acompañantes del paciente. «Me dijo: Tú eres el primer hijo de puta que nos vamos a cargar. Comenzaron a volar sillas, bancos, mesas y ordenadores. Unos seis pacientes de la sala de espera pudieron escapar por una puerta lateral. Curiosamente, el enfermo, que se suponía que estaba inconsciente, se levantó de la camilla y se unió al grupo para agredirme. Cuando llegó la Policía, el enfermo volvió a la camilla. Increíble pero cierto», agrega ese médico, convencido de que «esto ha sucedido porque no hay vigilancia. El personal trabaja solo toda la noche sin protección . No quiero imaginar qué hubiera pasado el domingo si el grupo gitano hubieran llevado navajas o armas de fuego».

En Pino Montano rompieron la nariz a un médicoNo es la primera agresión en el centro de Salud de Pino Montano. A principios de año un paciente con numerosas denuncias por agresiones rompió la nariz a un pediatra del ese centro de Salud . «Un enfermero había informado al paciente que tendría que ir a su centro de salud de Torreblanca para que le quitaran los puntos de sutura que tenía en la cabeza. El se negaba porque estaba amenazado de muerte en su barrio y se había refugiado en Pino Montano con su madre. ¡Qué me quites los puntos!, le gritó al enfermero y a continuación le rompió la nariz al médico que había acudido a socorrer al primero», relata un compañero.

En Amate también se suceden las agresiones al personal del centro de salud. «Han puesto un guardia de seguridad después de que un paciente amenazara con una navaja para que le atendieran primero, otro profiriera amenazas de muerte y un tercero intentara golpear con un ordenador a un médico para que le prescribiera ansiolíticos», cuenta un celador que vivió en primera persona esos hechos y que junto al médico referido pidieron su traslado a otro centro de salud. En ese mismo centro de salud, una doctora se ha dado de baja por depresión después de recibir amenazas e insultos de algunos pacientes. Como era eventual, ha perdido su puesto de trabajo, señala el Sindicato Médico.

Dispositivos de auxilio

Un médico de Urgencias que suele realizar un trabajo en ambulancias comenta «que es muy usual que cuando recibimos llamadas para atender a pacientes de Las Tres Mil Viviendas llamemos a la Policía para que nos acompañe. Por supuesto nos tenemos que quitar todo lo que llevemos: relojes, joyas, dinero...» El Sindicato Médico lleva años pidiendo a la Junta de Andalucía que les facilite dispositivos que puedan colgarse de sus cuellos o colgar en su ropa para, de forma inmediata, dar la voz de alarma en caso de agresiones. «La Junta hace oídos sordos a nuestras peticiones», señala el sindicato.