Un australiano de viaje por Madrid prueba los platos más típicos de la ciudad y da su veredicto: «Un pozo de bondad»
Gene ha suspendido una tapa muy castiza y también da notables altos y excelentes
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La gastronomía española es muy admirada en todo el mundo por la gran calidad de sus cocineros, restaurantes de todo tipo y, seguramente lo más importante, una exquisita materia prima. Además, uno de los aspectos que más se aprecia es la extensa variedad de platos locales ... , gracias en buena parte a las tradiciones regionales, que se mantienen a pesar el paso de los años.
Ahora, un australiano acaba de ser testigo del poderío que tiene precisamente la gastronomía de Madrid. Él es Gene, el protagonista del perfil Secret Melbourne en el que cuenta todo tipo de detalles sobre la ciudad australiana, y estos días ha estado por Madrid y ha hecho una ruta gastronómica por la capital de la mano de Madrid Secreto.
«A relaxing cup of café con leche in Plaza Mayor. Mazo relaxing», empieza él emulando la mítica frase de Ana Botella durante un acto promocional de la candidatura olímpica de Madrid y antes de empezar la acta. «Hoy pelea a muerte entre un australiano y cinco platos típicos de Madrid», ironiza su acompañante en esta experiencia, una de las autoras de Madrid Secreto.
«La mesa va a estar estimulada»
En primer lugar, Gene prueba la oreja de cerdo, que para él es un «10 sobre 10 de raro». «Es grasa pura», apunta él, que parece muy poco convencido con esta receta y que acaba puntuando con un 3 y dejando claro que no le gusta. En segundo lugar cata los churros, que ya son conocidos fuera de España, pero que aquí se comen con chocolate. «Oh, Dios mío, mira la costra», exclama el australiano, destacando que le gusta porque «no se pasa de dulce» y que cada vez que moja el churro en el chocolate piensa en «un pozo de bondad, de amor y de emoción». Los valora con un 9.
Luego se pone con un bocadillo de calamares, que le recuerdan que «es la cosa más madrileña». «Sabe exactamente a lo que te imaginas. Saber a pan y a calamar frito», describe él, que lo aprecia. Sin embargo, echa en falta un poco de salsa porque es un «buen pescado pero muy seco». Por ese motivo, puntúa este plato con un 5.
Además, le dan caramelos de violeta, a los que les pone un 6. Gene acaba su cata con un café con hielo, en la plaza Mayor, y se pregunta por qué le traen el café y el hielo separados en dos tazas. «La mesa va a estar estimulada», ironiza él después de mezclar antes productos, como se hace en España (y como él desconocía) y haber manchado un poco la mesa.
Tras este percance, el joven destaca que el café está muy bueno y bastante amargo. Recuerda, en este sentido, que los australianos son muy sibaritas del café, y teniendo que tiene «el listón muy alto» le acaba dando un 8, «porque el café en Melbourne sigue siendo mejor».
Después de todo, le acaban preguntando cuál ha sido su plato preferido e, ignorando por completo las notas puestas previamente, Gene lo tiene claro: el plato de oreja. «Le puse solo un 3 sobre 10 pero creo que a los australianos les va a parecer el más especial», sentencia el joven, que acaba invitando a la gente a visitar su ciudad y a probar la gastronomía local de allí.
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