El Real Madrid se deja media liga en Sevilla

Con la baja de Ramos confirmada y sin poder contar con Di María, Ancelotti optó por un once de equilibrio. Illarra para cubrir la baja del argentino, pero con sus dos laterales más ofensivos en el campo. Una apuesta clara por las bandas que dejó barra libre para el contragolpe del Sevilla durante todo el partido.

Consciente de la importancia del partido, el Real Madrid salió dispuesto a sentenciar lo antes posible, liderado por un Cristiano Ronaldo que parecía estar jugando la final de la Copa del Mundo. El luso estuvo en todas y en todas lo hizo bien. Veloz, con desborde, incisivo... Su mejor versión. Esa que suele salir a relucir cuando el Sevilla está enfrente ( le había marcado siete goles en dos partidos ) y que ayer volvió a aparecer. De hecho, el «7» blanco fue el encargado de abrir el marcador tras un disparo de falta directa que golpeó en la barrera y despistó a Beto.

Poco o nada había hecho el Sevilla hasta ese momento, pero el tanto de Ronaldo le obligó a abandonar la cueva y lanzarse al ataque. Con más ímpetu que juego, los andaluces comenzaron a asediar la portería de Diego López, que no tardó en ver cómo Bacca se plantaba sólo frente a él para anotar el empate tras una gran asistencia de Reyes.

El mazazo no varió el guión del encuentro, en el que Ronaldo siguió martilleando el área sevillana, aunque sin premio. Illarra, perdido entre sus labores defensivas y de ataque, probó fortuna desde lejos sin suerte. La misma que le faltó a Bale, que falló a bocajarro, casi en el área pequeña, en un disparo que repelió Beto. Con las manos calientes, el guardameta se erigió en salvador con un paradón a disparo de Ronaldo, que antes del descanso tuvo tiempo incluso de enviar un balón al palo.

Achicaba agua el Sevilla, que sólo tenía el recurso de Reyes y Bacca para crear peligro. El delantero colombiano fue un dolor constante para la dupla formada por Pepe y Varane. Sobrios, pero incapaces de controlar al sevillista.

El descanso no le vino bien al aspirante al título, incapaz de comenzar la segunda parte como había terminado la primera. Las urgencias de uno y otro fueron poco a poco decantando el domino del encuentro. Sin la profundidad de la primera parte, el Real Madrid dominaba el encuentro sin apenas oposición, aunque la incertidumbre del marcador y la presencia en el campo de Bacca resultaban una amenaza para el conjunto blanco.

La única bala ofensiva que le había quedado a Ancelotti en el banquillo hizo acto de presencia con media hora por delante. Isco entró en el césped para ejercer de abrelatas, pero el que lo hizo fue Rakitic. El croata, ausente durante gran parte del partido, recogió un balón imposible en el centro del campo y lo acunó orientándolo hacia la portería de Diego López. Varane, que se despistó por un momento de Bacca para frenar la galopada del croata, vio cómo el pase de Rakitic dejaba de nuevo sólo al colombiano para culminar una remontada que parecía impensable sólo un minuto antes.

Tocaba remar y la reacción la comandó Cristiano Ronaldo con un disparo que salió rozando el palo y que convirtió el partido desde ese momento en un monólogo madridista. Emery quitó a Reyes para dar entrada a Fernando Navarro. Toda una declaración de intenciones que le salió bien, porque en cada centro bombeado del Madrid apareció un defensa sevillista para despejar.

Apenas se jugó en ese ultimo cuarto de hora en el que el Real Madrid jugó precipitado y sin ideas. A tirones. Intentando marcar antes el tercero que el empate. Un equipo aturullado que en tres días ha pasado de tener la liga en el bolsillo a verla casi imposible y depender a la vez de los fallos de Barcelona y Atlético de Madrid.