Juan Pérez Floristán: «La Real Orquesta Sinfónica de Sevilla debe apostar por el público joven, pero también por el adulto»

Comenta Pérez Floristán que «la idea era hacer los tres conciertos para piano de Bartók en tres temporadas distintas. Tendríamos que haber empezado con el número uno el año pasado, pero no se pudo por la huelga de la Sinfónica. De modo que ahora hacemos el número tres y la temporada que viene recuperaremos el número uno junto a 'Petrushka' de Stravinsky. Y queda pendiente si haremos el segundo concierto para la temporada 25-26».

Añade este intérprete que el tercer concierto para piano y orquesta de Bartók «es un concierto apetecible para el público y es muy popular. Lo he tocado ya el pasado mes de febrero con la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Es una obra que refleja a un compositor de madurez que murió de leucemia en plena composición -el 26 de septiembre de 1945-. De hecho, los últimos diecisiete compases no los compuso él y lo tuvo que acabar un alumno suyo, Tibor Serly».

Comenta igualmente el pianista sevillano que «el valor de esta obra es que refleja el lenguaje último de Bartók. Además, es la única vez que incluye la palabra 'religioso' en su obra junto al 'Concierto para viola', que es también de esta última época. Así, el segundo movimiento es un 'Adagio religioso'». Otro valor añadido de esta obra, según Pérez Floristán, es que «es más reflexiva que los otros dos conciertos para piano de Bartók y su lenguaje a veces se acerca al neorromanticismo. Aunque el primer concierto fue el más innovador, en este se encuentran todas sus innovaciones rítmicas y armónicas».

Aunque el músico se había separado años atrás de su esposa, Ditta Pasztory, el 'Concierto para piano y orquesta número 3' está dedicado a ella. «Su mujer estrenó mucha obra suya. Pianísticamente hablando, Ditta Pasztory fue fundamental en la carrera de Bartók. Tocaron muchos conciertos a cuatro manos. Hay una grabación de ellos dos tocando el 'Concierto para dos pianos, percusión y orquesta' de Bartók y también se conservan otras grabaciones de ellos».

Asimismo, el pianista asegura que el concierto que va a interpretar con los músicos de la Sinfónica de Sevilla «recuerda al último Beethoven. Bartók hizo el mismo recorrido que Beethoven: el primer concierto es muy innovador, como hizo Beethoven en su primera etapa. El segundo concierto es innovador, pero dando más en la diana. Es como el Beethoven más central. El Beethoven y el Bartók intermedio son los más interpretados. El último Beethoven y el último Bartók sueltan lastre. Los tres conciertos de Bartók y el recorrido pianístico de Beethoven tienen paralelismos».

Este solista añade que Bartók estaba exiliado en Estados Unidos, un país al que nunca se acabó adaptando. «Él iba por Transilvania con un fonógrafo grabando las músicas de los campesinos. Como le pasó a Dvorak, descubrió el folclore estadounidense en la música de los negros. Vivió en Los Ángeles y no se adaptó. Bartók no era Stravinsky y tenía otras necesidades que no eran el dinero. Otros compositores como Rachmaninov tampoco se adaptaron a Estados Unidos».

Para Juan Pérez Floristán «es un honor tocar con el maestro Marc Soustrot». Sobre la labor que el maestro francés ha hecho al frente de la ROSS como director artístico y titular dice que «eso es algo que deben valorar los músicos de la Sinfónica y los abonados. Le ha tocado una etapa complicada, ya que vino el Covid y una crisis de público galopante, a lo que hay que añadir la huelga del año pasado. Él dijo que sí a mi propuesta de hacer los tres conciertos de Bartók. Es algo valiente y meritorio que apostara por esos tres conciertos».

Preguntado por el momento de estabilidad por el que atraviesa actualmente la Sinfónica —acaba de firmar un nuevo convenio colectivo, aparte de contar con un nuevo director gerente, Jordi Tort Guals— y por las buenas perspectivas de futuro de esta formación, el pianista dice que «la Sinfónica debe apostar por el público joven, que es una de las patas para la creación de nuevas audiencias, pero hay que captar también a públicos adultos de personas con 40, 50 y 60 años, porque estos tienen capacidad adquisitiva y de ahí pueden salir futuros abonados. Sería además muy interesante que se incluyeran conciertos de la ROSS en paquetes turísticos. Yo he visto turistas asistir a conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires o en Hamburgo».