COMPLEMENTO CIRCUNSTANCIAL
Los títeres de cachiporra
La clase política en este país hace mucho que dejó de tener 'clase'
El Congreso Federal del PSOE que se celebrará en Sevilla el próximo fin de semana ya tiene lema, aunque más que un lema parezca una frase motivacional para los más de mil delegados —y delegadas— que, se supone, refirmarán a Pedro Sánchez como líder supremo. « ... España adelanta por la izquierda», dice el mantra que todos repetirán hasta que llegue el momento culmen del cónclave. Y es que, según el comunicado que hacía la dirección del partido el pasado lunes, el nuestro, es un país «que, desde la socialdemocracia, mira hacia el futuro siendo ejemplo para otras naciones del mundo». No sé yo qué tipo de ejemplo somos, pero a los del PSOE siempre se les ha dado bien lo de la soflama y la arenga de masas y ahora toca adoctrinar a los enfebrecidos delegados —y delegadas— para que no se distraigan del pensamiento único con el que todos deben ir al congreso: Pedro Sánchez es el número uno y lo demás son «inventadas». Que es evidente, claro está que todos apoyarán el liderazgo orgánico del presidente y que no habrá lugar para las grietas ni para Aldama, ni para Koldo, ni para Ábalos ni para Margarita Robles —que no tendrá la culpa del desastre de Valencia, pero sí que tiene la obligación de poner orden en su negociado— ni para Teresa Ribera, ni para Begoña Gómez, ni para cuestionar ninguna de las propuestas de la ponencia marco que marcará las políticas socialistas para los próximos años, si se da el caso.
Aldama amenaza con tirar de la manta, aun a sabiendas de que la manta es tan corta que no le va a hacer falta dar muchos tirones para dejar al emperador desnudo. Con un poco de suerte, o le deja al descubierto la cabeza, o le deja los pies al aire, que tampoco hay mucho donde esconderse, y lo único que ha demostrado es que es más corto y está peor asesorado de lo que pensábamos. Porque Aldama tiene mucho de 'personaje', es cierto —los Ferrari, la novia peluquera, los viajes exóticos, la Cruz al Mérito de la Guardia Civil por su «labor como fuente de información»— pero no desmerece en nada a los que, supuestamente, favoreció con sus mordidas. No es, como quiere hacer ver ahora el PSOE, un personaje de Berlanga, porque en este país casi todos los que ostentan un cargo político parecen sacados de 'La escopeta nacional', o peor todavía, casi todos parecen los títeres de cachiporra, pero sin gracia, intentando resolver con crueldad, picaresca y violencia —a palos y a engaños— los entuertos en los que ellos mismos se meten. Todo es una farsa y todos participan del espectáculo.
No es nuevo, ni exclusivo, claro está. La clase política en este país hace mucho que dejó de tener 'clase'. El próximo domingo, como si estuvieran en la ceremonia de la confusión, los delegados —y delegadas— del PSOE volverán a comulgar con las ruedas de los molinos que quiera Sánchez. Unos molinos que, ni don Quijote, confundiría con gigantes.
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