No tengo pruebas, pero tampoco dudas

«No tengo datos», dice el alcalde de la localidad que, sin embargo, no duda en vincular la inmigración y la delincuencia en su localidad. La convivencia ha sido buena, según sus palabras, pero el aumento de robos y altercados tiene rostro y nombre magrebí. No hace falta más.

Lo ocurrido el pasado fin de semana en Torre Pacheco podría ocurrir en cualquier pueblo del mediterráneo andaluz, o del atlántico, o incluso de la sierra o la campiña porque nuestra tierra ha sido muy generosa en la acogida de inmigrantes a lo largo de los años. También los necesitaba, no vayamos ahora a hacernos los exquisitos, porque el campo almeriense —los «plásticos»— igual que la huerta murciana, lleva apellidos marroquíes desde hace un par de generaciones.

Siete de cada diez españoles respalda las deportaciones de inmigrantes ilegales según la última encuesta elaborada por Sigma Dos. Deportaciones masivas de personas extranjeras sin papeles o que, teniéndolos, comentan delitos en nuestro país. El odio es el fuego y las mentiras estopa, y viene el miedo, y sopla. Según estudios demográficos, en 2044 habrá en nuestro país más población de origen extranjero que español, algo que no hace falta ser demógrafo para aventurar, si tenemos en cuenta la caída de la natalidad y el envejecimiento de la gente. «El gran reemplazo» que acuñó Renaud Camus y que fue uno de los argumentos de la extrema derecha francesa para sembrar el odio a los inmigrantes , aunque fueran tan franceses como ellos.

En España tenemos un problema —bueno, tenemos muchos, muchísimos— porque somos los mejores odiadores del planeta. Y porque todo lo arreglamos a golpes y a palos. Ya ve, ni era en Torre Pacheco, ni era en julio y no se llamaba Domingo. Pero da igual, a Domingo dos jóvenes de origen marroquí le dieron una brutal paliza cuando salió a pasear temprano; no le robaron ni le amenazaron, le dieron golpes, patadas y puñetazos y lo dejaron gravemente herido, presuntamente por un desafío viral de los que circulan por las redes. El resto ya usted lo sabe, y también circula por las redes, aunque sea mentira.