No ni ná
...Y Huelva
La han dejado al final, colgada de los puntos suspensivos de las migajas, de la calderilla
Huelva es mi debilidad. Si uno es de donde hace el bachillerato, como decía Max Aub, mi DNI es choquero; como mi sangre, mitad de La Piterilla mitad andevaleña. Soy el sevillano más onubense que conozco. Por eso me duele Huelva, que la olviden, la ... silencien, la maltraten.
Los presupuestos del Estado, un año más, tienen con Huelva un punto machadiano desprovisto de cualquier licencia poética: Sevilla sin túneles ni metro, Almería, AVE lenta; Granada, agua estancada de Rules ... y Huelva. La han dejado al final, colgada de los puntos suspensivos de las migajas, de la calderilla.
Con su cansina prosa y sus números hueros de siempre estos presupuestos mandan a la Descubridora por descubrir a la esquina de las habas contadas. Si fueran enzapatás todavía, pero son las habas del roscón que le hace pagar cada año su peaje periférico.
Por eso hoy escribo un grito con el que contestar al insulto. Qué si no son los 34.000 euros que le han asignado a la línea AVE Sevilla-Huelva, cuando la provincia reivindica con fuerza su ampliación a Faro. Todavía estamos esperando que la historia juzgue a Adif por ubicar en Huelva esa estación de velocidad alta sin alta velocidad, tan impersonal como intrascendente, después de tantos años de espera.
Es lo que tiene ir siempre en el vagón de cola de las prioridades políticas. La vital conexión del Puerto de Huelva con la Ruta de la Plata por la A-83 recibirá este año otra limosna de 200.000 euros.
Las cuentas del Estado dedican a Lepe su más hiriente chiste en los 500.000 euros con los que dicen querer terminar la carretera que debe llevar al hospital construido, desmantelado y cerrado desde 2016 porque no se hizo camino al mandar, por citar a otro Machado.
Y nada se sabe de una obra vital como la del túnel de San Silvestre de la que depende la pujante agricultura roja, ni del centro europeo de drones del Arenosillo que solo ha visto volar las moscas sobre los grillos.
Este desaire a Huelva ha logrado sin embargo encender la llama del orgullo onubense. Empresarios y sindicatos coinciden en el diagnóstico y están dispuestos a pasar a la acción, empezando por retratar a sus representantes políticos. A esos diputados cobradietas que votarán a favor y a los que el presidente de la Cámara de Comercio ha llamado «mercenarios de su salario». O a esa delegada del Gobierno que se apresuró a destacar que el presupuesto «prioriza el gasto social que repercute directamente en la ciudadanía», una desfachatez que de poco le va valer cuando pasen por delante de su despacho las manifestaciones de la «ciudadanía».
Y que tenga ojo la Junta con sus cuentas... que a Huelva ya hace muchos años que no le cuadra la suma de buenas palabras y malos engaños.
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