Andalucía, de cine

Esto sí venía en mi libro de Historia

«Nos creímos que estaba ya todo hecho al conseguir vencer a este mal de origen natural que nos ha tenido acojonados los últimos dos años. Olvidamos que la infamia humana puede ser mucho peor»

Tras la tapia del colegio se adivinan canciones folclóricas. Es la previa escolar del 28-F. Gritos, risas, algarabía. Baile seguro. Las niñas estarán girando y luciendo sus volantes en el día mundial de las gitanas con cuello vuelto y leotardos, en feliz hallazgo del ... tuitero Malakahin. Quizás la chavalería al completo se haya calzado ya el trozo de pan con aceite con que en estos días tan señalaítos les obsequia la autoridad, siempre tan competente. Muerte al bollo.

Es puente. Mañana lunes festivo. Y has leído que en lo turístico éste va a ser un puente como los de antes. Los alojamientos rurales estarán a tope. Ya viste en el grupo de guasap del colegio que no se quedaba en casa ni el tato. Se acabó el miedo. Falta el parte final, pero hay consenso: casi cautiva y desarmada la pandemia, estamos a punto de alcanzar los últimos objetivos sanitarios. Cuando los niños vuelvan a clase tras la Semana Santa pueden que ya no tengan que llevar mascarillas. Sólo faltará el agua de las fuentes.

Creías que algo así te elevaría a los cielos de la emoción. Hemos ganado. Y es puente, descansas. Pero ni el relax ni el símbolo de las previsibles sonrisas al aire en el patio del recreo logra quitarte de la cabeza el gesto de ese niño en la foto en la que vela junto a su madre el cadáver de un capitán ucraniano caído en combate el primer día de la invasión. El chaval, compungido pero con cara de no entender del todo lo que está pasando, lleva puesta una sudadera de la Patrulla Canina. Casi igual que la que le compraste al chico el invierno aquel, cuando adoraba a Marshall. Los perritos, esta vez, no han cumplido su misión.

El horror, aquí al lado. Bombas, metralla y camisetas de Primark. La huida. La guerra y la incertidumbre. A dónde puede llegar esto. Egoístas, indignos, nos consolamos pensando que aquí estamos a salvo. Veremos.

Nos creímos que estaba ya todo hecho al conseguir vencer a este mal de origen natural que nos ha tenido acojonados los últimos dos años. Olvidamos que la infamia humana puede ser mucho peor. Esto sí venía en mi libro de Historia, pero siempre pensé que para mis críos sería simple materia de estudio.

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