Ascen y Alberto, 21 años

Nadie podría atenuar el dolor por la pérdida de Ascen y Alberto, pero la presencia de nuestras más altas autoridades y de nuestras figuras políticas más relevantes supondría un gesto que los hijos, familiares y amigos de Ascen y Alberto hemos echado de menos durante más de dos décadas. Pienso en el ministro del PP que «para no prevaricar» excarceló al etarra Bolinaga por razones humanitarias, mientras Eduardo Zaplana agoniza en prisión provisional en peores condiciones que muchos asesinos etarras. La ausencia de Ascen y Alberto no tiene remedio, pero siempre será posible arropar, reivindicar y desagraviar a las víctimas de los asesinos de la banda terrorista ETA.

Por otro lado, tal vez a partir del presente año se den las condiciones para que el Ayuntamiento y la Junta le den un impulso todavía mayor al Premio «Ascensión por la Paz», de modo que se convierta en una suerte de Nobel de la Paz alternativo. ¿Cuál es el gran premio internacional andaluz? No existe. No tenemos nada comparable a los Premios Princesa de Asturias o la Concha de Oro de San Sebastián —por citar dos importantes galardones que no se conceden ni en Madrid ni en Barcelona— y creo que el Premio «Ascensión por la Paz» podría ocupar ese espacio y convertirse en una referencia mundial.

Los sevillanos no le han dado la espalda a Ascen y Alberto, pues todos los años nuestro homenaje a su memoria convoca a una compacta multitud que no mengua porque muchos nos hemos empeñado en no dejar de hablar de ellos. No obstante, si los premios de la Fundación Alberto Jiménez-Becerril contra el Terrorismo y la Violencia adquirieran una dimensión cada vez más internacional, sin duda el prestigio europeo y mundial del Premio «Ascensión por la Paz» crecería en la misma proporción, como los premios dedicados al juez Falcone en Italia o los premios Sájarov de Rusia. Tales son los modelos a seguir y hago votos para que esta nueva etapa en la Junta de Andalucía tenga consecuencias bienhechoras para la memoria de Ascen y Alberto.