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LA TRIBU

Anfiteatro de luz

Recorrías el perfil de la tierra porque no querías perderte ningún ángulo

Vista de la localidad de Aracena, en Huelva MILLÁN HERCE
Antonio García Barbeito

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Como si un traspunte te avisara, salías, libro en mano o en compañía de un cercano —o libro y compañía—, a buscar, primero, la grada alta del anfiteatro, para volver a mirarlo en toda su bella inmensidad. Recorrías el perfil de la tierra porque no ... querías perderte ningún ángulo, porque querías ver todo cuanto sucedía, no sólo en el escenario, en todo el anfiteatro, que ese es el único anfiteatro donde escena y gradas se confunden, porque en cualquier sitio puede la Mano improvisar una milagrosa acción, un mágico detalle, una inesperada reacción, entre actores o entre el público. Nada como aquello; no hay génesis que iguale a la visión de ese anfiteatro cuando la luz se vuelca, se vacía toda allí, en ese cuenco de la cuenca, y va descubriendo, al par que las viste, las bellezas pequeñas de la naturaleza.

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