TAL VEZ FELICES
Prohibido violar
Una aclaración que invita a echarnos las manos a la cabeza
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Iniciar sesión«La Gala de los Goya tiene que ser un espacio de disfrute para todo el mundo», rezaban algunos carteles firmados por la Academia del Cine durante la pasada entrega de premios celebrada en el Palacio de Congresos. El texto concluía así: «Intenta asegurarte de ... que no traspasas límites de otras personas y acepta la negativa». Igual que algunos bares no permiten la salida a la calle con consumiciones, en este evento se prohíbe violar y acosar. Al menos, intentarlo, como se sugiere. Una aclaración por si alguno de los invitados olvidaba lo moral y lo legal. Una aclaración que, si se entiende como pertinente, nos invita a todos a echarnos las manos a la cabeza y cerrar la vida por fuera, porque tampoco se puede matar niños ni envenenar ancianos y no parece preciso recordarlo por las paredes.
Siempre me ha llamado la atención contemplar los mundos endogámicos. Desde dentro, suceden cosas que se asumen como normales. Peculiaridades, las llaman. Desde fuera, sin embargo, la mayor parte de ellas resultan ridículas. Desconectadas de toda realidad. El cine español, y me refiero a su élite, no al altísimo tejido en gran parte parado que lo compone (solo el 8% de los actores, por ejemplo, puede vivir de su trabajo, según la Fundación AISGE), está repleto de estas excentricidades. Gente rica hablando de los ricos como si estos fueran otros. Gente que gusta de mencionar exóticos nombres que desconocen, como el de Lorca, tan manoseado. Gente con proclamas casi profundas. Gente que para seguir en la industria ya no hace películas, sino que lo simula colocándose un pitillo negro, cuello vuelto y pelo cuidadosamente despeinado como mono de trabajo en actos de estas características. Gente, en definitiva, de cáscara que daña la imagen de un sector verdaderamente creativo.
Lo del cartel con el eufemismo de «No violar», en este sentido, resulta una idea propia de gente que vive en una caverna de Lollipops, pompitas y cócteles. Gente que cree necesario tatuarse o escribir en una columna lo que se le olvida.
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