TAL VEZ FELICES
Infoxicación
Los sucesos nos impactan, pero por poco tiempo, así ha de ser para seguir viviendo
Las muertes que aparecen por televisión ya no trascienden, sino que rozan corazones y oídos. Tan rápido vivimos que es prácticamente nada lo que permanece. Nos vaciamos enseguida: una tarde de lamentos. Dos. Pero todo termina por caer, al galope, en ese olvido de lo ... que quedó a la espalda: guerras, levantamientos, terremotos. Pronto atrás. Lejos de los ojos que todo lo ajeno, rápidamente, convierten en remoto. Porque hay que seguir corriendo en busca de un horizonte que se diluye entre los dedos. Y la desmemoria es una enredadera en el tejido social. Que vuela y trepa. Que atrapa los asuntos presentes y consume su sustancia hasta dejar los hechos en harapos.
La herramienta Google Trends ofrece una visión de este efecto. El interés por el término «Elena Huelva» subió cien puntos tras su fallecimiento, partiendo de cero. A la semana, la curva volvió a su estado original. Su libro, 'Mis ganas ganan', ascendió en ventas, pero cayó justo después. Los sucesos nos impactan, pero por poco tiempo, y así ha de ser para seguir viviendo. Es cóncava y cada vez más estrecha la curva del dolor por el otro. Lo urgente se traduce en inmediato. También caduco. Poco supera la sorpresa inicial y ni lo fugitivo, como escribió un poeta, prevalece.
Es tanta la información diaria que la hemeroteca perdona ya hasta los comentarios más desafortunados, pues se pierden en la maleza. La contradicción, de este modo, no es un arma que arrojar al adversario. Pasa de todo y todo pasa sin dejar huella, incluso cuando nos tocó, más que rozarnos. Cada vez duran menos los temas que Habermas estudió en la agenda setting. Y la sociedad, sin pretenderlo, sufre una suerte de alzheimer en cuestión de leyes sobre su propia memoria: se acuerda mejor de lo que pasó hace mucho, pero la declaración del otro día, este crimen y la muerte de aquella chica que nos apretó el pecho frente a la pantalla son briznas en un campo. Tal vastedad de palabras tragamos que hemos aprendido a digerirlas entre anuncios. Infoxicación o individualismo. No sé. Pero ambos campas a sus anchas.
Renovación a precio de tarifa vigente | Cancela cuando quieras