TAL VEZ FELICES
Hacedme bizum
Esta tecnología permite transferir dinero sin coste, sobre todo, para quien es reacio a saldar su deuda
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Iniciar sesiónLa tecnología, en cierto modo, nos condena. George Orwell, en la primera mitad del siglo XX, anticipó en sus distopías los conflictos que una sociedad entonces en el porvenir habría de afrontar. Escribió, por ejemplo, que «el progreso tecnológico se permite solo cuando sus productos ... pueden aplicarse de algún modo a disminuir la libertad humana», no sin cierta ironía. Hoy nuestra libertad de movimiento se ve condicionada por la longitud del cargador del móvil. La batería de los airpods podría hacernos regresar a casa antes de lo esperado, la última conexión en Whatsapp de hijos y parejas se ha vuelto el origen de locas fantasías y las posibilidades que permite Bizum un agujero en el bolsillo del que se ha llamado un perfecto pagafantas.
La Asociación de Pagafantas habría de inventarse. Esto es capital: que unos tipos desembolsasen una buena suma de dinero para entrar, como manda su costumbre, y así tuvieran la opción de compartir impresiones y pagarse cosas entre ellos. Dicha entidad tendría que colocar entre sus principales retos el uso de esta trampa tecnológica que permite transferir dinero de una cuenta a otra sin costes. Bizum no tiene coste alguno, sobre todo, para el amigo que es reacio a saldar su deuda. La herramienta entonces ha puesto sobre la palestra el problema de que a la gente, habitualmente, no le gusta dar dinero. Por eso, aunque sepa que lo tiene que hacer, espera. Pagar es un acto a postergar, si se puede. Me fumo un cigarro y pago. Después de pasear al perro. Tras este café. Siempre más tarde. Después de luego.
Hazme bizum, recuerda quien pagó toda la cena. Y a los dos días, de pronto, empieza a olvidar cantidades. Se siente pesado; no por lo ingerido, sino por tener que reclamar de nuevo unos pocos euros; unos pocos de este, pero también otros pocos de aquel y de este otro. Y el pagafantas, bonachón, apurado, pierde tiempo y fondos. Bizum le ha dado vía libre para expresar su falta de autoridad. Para gastar lo que otros ganan. Estos rápidos flujos esquivan algunos controles propios de las transferencias y, en su curso, nos retratan a todos: los hábiles, los torpes, los escaqueados… Bizum es un Monopoly real y selvático.
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