No Ni ná
Urgencias
Llama la atención que sea más visible el personal de seguridad que el sanitario
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Iniciar sesiónFinal de junio. Sobre las dos de la tarde. Urgencias del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva. Llega una paciente de 94 años acompañada por su hija, que la sienta en una silla de ruedas mientras aparca el coche en el que la ha trasladado. ... Sólo un guarda de seguridad en la puerta. Se hace cargo. Tras aparcar, tramitan el ingreso y esperan al triaje. La paciente presenta síntomas de trombo en un brazo que ha perdido súbitamente la fuerza, fuerte dolor y coloración morada en antebrazo y mano. Temperatura y tensión normales. Pasan a una sala de espera llena en la que solo quedan dos asientos. Allí pasarán cinco horas hasta la primera atención médica. Durante ese tiempo no baja la demanda de asistencia. Parece uno de esos días que el SAS llama de 'alta frecuentación' pero que los usuarios experimentados reconocen aquí como la saturación de cada día. Durante la espera, triaje da evasivas poco empáticas cuando se les plantea si la elevada edad de la paciente no es un factor a tener en cuenta. Pasan las horas, una mujer grita que es víctima de racismo por el tiempo que lleva esperando. Un hombre le replica que él es más de Huelva que un choco y lleva más tiempo por lo que no hay razón para tal acusación. El ambiente se enrarece. Otra empleada de seguridad, atenta a la anciana, se ofrece a preguntar cuánto queda. Llama la atención que sea más visible en Urgencias el personal de seguridad que el sanitario.
No se puede ir al baño sin riesgo a vomitar por el estado del mismo, algo indecente e inadmisible tratándose de un centro sanitario. Se comunica y un retén de limpieza acude al poco tiempo. A las siete de la tarde la paciente pasa a consulta. Tras las pruebas diagnósticas de analítica y placa, la médica, en el final de una guardia de 24 horas, pone todo su empeño y decide comunicar con la Unidad Vascular del Hospital Virgen del Rocío para autorizar una ecodoppler que confirma el diagnóstico y descarta a priori mayor riesgo cardiovascular. Cuando prescribe el tratamiento, alta y cita a final de julio -fecha en la que los especialistas de Sevilla pasarán consulta en el hospital onubense- son las dos de la madrugada. El trato dado por la doctora evita la reclamación que pensaban rellenar los familiares. No habrá constancia administrativa de lo ocurrido antes.
Sirvan los hechos para recordar al presidente de la Junta, al que felicito por su designación como rey Baltasar, que, aunque su Gobierno haya elevado el presupuesto sanitario y aumentado como en ningún otro momento el número de profesionales, algo falla en determinados servicios sanitarios, problema que se hace más evidente en las unidades y centros más precarios. Los andaluces siguen en la sala de espera que promete atender su deseo de que la sanidad pública deje de considerarse un problema para ser un derecho satisfecho con decoro. Y se está abusando de la paciencia.
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