sábado
El circo de España
Hemos asistido en esos días a uno de las mayores oleadas de charlotadas sobre nuestras cosas y muchos de nosotros cumpliendo el papel de payasos del sur. Lo mismo ha llegado ya el momento de parar en seco. ¿no?
SEVILLA
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Iniciar sesiónRedacción de una televisión nacional. Un viernes de verano. En Madrid el editor dice: «oye como va a hacer calor llama a la redactora de Sevilla para que me haga una pieza pero con muchos testimonios de gente de allí. Pero que metan totales petardos. ... Que parezca como de chistes, cosas como miarma estoy sudando hasta por ahí... ¿qué ya lo metimos la semana pasada? Da lo mismo. Lo damos otra vez...» Si esto pasa cada fin de semana, ¿por qué nos asustamos cuando ahora con el tema de la Macarena y de Bellavista ha salido por la tele lo mejor de cada casa. Hay televisiones nacionales, o mejor, productoras que hacen programas para televisiones privadas y públicas necesitadas de circo para la audiencia. La tele convencional se ha convertido en eso. Los programas de política -también ahora en la uno y en la dos- son una versión de la telebasura con contenidos de actualidad. Con el tema de la Macarena han perdido el pudor. Directamente se han cachondeado. Han sacado por la tele a la gente más ordinaria, a la más histriónica dando una imagen algo africana de la ciudad. Ellos saben que hay gente aquí que se presta. Alguien dijo que el grito del lider friky del movimiento de protesta macareno «Viva la Virgen de la Esperanza» era como la versión local del «Allahu Akbar» Una articulista de un periódico nacional habla de la Macarena como una muñeca. Una presentadora de un programa de la primera dice que la Virgen de Bellavista tiene que pasar por chapa y pintura; otro todólogo del mismo programa habla de que esa misma Virgen parece que viene de un combate de boxeo...
No estaría mal que el Ayuntamiento abriera un observatorio para actuar de oficio ante esta manera de cachondearse. Muchos medios se disfrazan de redes para llegar a públicos que solo prestan atención a lo burdo, a lo exagerado. Y ahí se enmarca todo esto. Hemos asistido en esos días a uno de las mayores oleadas de charlotadas sobre nuestras cosas y muchos de nosotros cumpliendo el papel de payasos del sur. Lo mismo ha llegado ya el momento de parar en seco. ¿no?
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