COMENTARIOS REALES
Los Machado en la RAE
Quienes encarnen el legado de Antonio y Manuel serán quienes nos rescaten de las tinieblas del sectarismo y la mediocridad
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Iniciar sesiónTuve la fortuna de asistir a los actos machadianos de la Real Academia Española, a pesar del apagón y sus estragos; pero dejaré para las últimas líneas por qué pienso que la exposición que Alfonso Guerra ha comisariado para la Real Academia Sevillana de Buenas ... Letras, la Real Academia Burgense y la Fundación Unicaja, irradia la única luz que podría iluminarnos en estos días de oscuridad política. Quiero ser más rotundo: la oscuridad política es una realidad y el apagón apenas fue su metáfora.
La extraordinaria exposición «Los Machado. Retrato de familia» nació de una epifanía de Alfonso Guerra, quien fue sumando entusiasmos y adhesiones para su causa. Desde la Fundación Unicaja hasta la Real Academia Burgense, pasando por nuestra Real Academia Sevilla de Buenas Letras y así hasta conseguir que más de cincuenta familias de toda España cedieran cartas, impresos y fotografías para una exposición que de forma progresiva iba aumentando su valor simbólico, porque, primero, situó a Manuel al mismo nivel lírico de Antonio. Luego prorrumpió la dimensión humanista del padre —Antonio Machado Álvarez «Demófilo»— y la de los propios abuelos, el naturalista Antonio Machado Núñez y la folclorista y pintora Cipriana Álvarez Durán. Por último, la entrañable fraternidad de los poetas impregnó de amor y admiración todos los testimonios y objetos que forman parte de la muestra, hasta convertirla en un paradigma de ejemplaridad familiar, cívica, intelectual y —hoy más que nunca— patriótica, pues esas tres generaciones de la familia Machado instilan un amor incondicional a su país, por encima de las diferencias y circunstancias que enfrentaron a lo largo de sus vidas.
El poderoso simbolismo de «Los Machado. Retrato de familia» partió de Sevilla hacia Burgos y ahora mismo se ha instalado en la RAE, donde la noche del martes el actor José Sacristán leyó el discurso de ingreso que Antonio Machado dejó escrito y el dramaturgo Juan Mayorga leyó la respuesta que debió pronunciar Azorín. El acto concluyó con un bello y minimalista recital de Joan Manuel Serrat, quien ya se había retirado de los escenarios en 2022, aunque al conjuro del poeta que murió lejos del hogar, regresó por la senda que nunca creyó que iba a volver a pisar. Así, todos los que asistimos conmovidos al «ingreso» de Antonio Machado a la RAE, nos sentimos únicos, elegidos y privilegiados.
«Los Machado. Retrato de familia» ha llegado a Madrid cuando el ejemplo de Antonio y Manuel es más necesario que nunca, pues aquellos maravillosos hermanos jamás levantaron muros entre ellos. Durante la inauguración de la muestra y antes del recital de Serrat, Alfonso Guerra recitó el mismo poema que Manuel escribió intercalando versos de Antonio: «¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera! / ¿Qué tiene este verso, madre, / que de ternura me llena, / que no lo puedo decir / sin que el corazón me duela?» Quienes encarnen el legado de Antonio y Manuel serán quienes nos rescaten de las tinieblas del sectarismo y la mediocridad.
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