La respuesta no está en el viento

El episodio vivido esta semana con los AVE que comunican Andalucía con Madrid, dos días de tremendos retrasos por una avería, «culpa del temporal», en la provincia de Toledo, no es sino el vergonzoso colofón a un rosario de incidencias que viene sufriendo esta línea en los últimos años.

Una rápida búsqueda en la web sobre las ocasiones en que ha habido parones, retrasos y otros problemas sólo revela cómo se ha dejado de lado el mantenimiento y mimo a la que antier era nuestra joya de la corona, ejemplo mundial de buen hacer en materia de infraestructuras.

Los retrasos de martes y miércoles han jorobado, una vez más, planes y agendas de trabajo para miles de personas que aun hoy confían en la efectividad del AVE —por cierto el medio de transporte más sostenible— frente a otras alternativas.

Con una novedad, esta vez. La coincidencia con la celebración de Fitur. En el gran escaparate del turismo mundial lo que hemos exhibido con la enésima pero más grave avería del AVE es que llegamos tarde... o ni siquiera llegamos, como le pasó al presidente Moreno con la gala programada por Turismo Andaluz, repleta esta vez no sólo de andaluces a los que contarles lo mismo que se les podría contar en Andalucía sino de influyentes ejecutivos a los que 'pescar' para nuestra principal industria.

Cuentan desde Adif que la culpa de esta profusión de incidencias viene de la sobreexplotación de la línea, establecida en principio sólo para los trenes de Sevilla y ahora con multiplicadas frecuencias por los AVE de Málaga o Granada. Será que no se sabía que esto iba a ocurrir. Si fuera un ejecutivo de las firmas que van a entrar este año a prestar servicio con la liberalización del mismo estaría temblando. Y sí, me acordaría de a dónde se han derivado fondos y preocupaciones estatales en los últimos tiempos. Está cantado. La respuesta a un desastre tal, amigo, querida autoridad —siempre tan competente—, no está en el viento.