El rápido de Espadas

Ha ocurrido esta semana, durante el transcurso del Foro ABC celebrado en Sevilla. Los periódicos que son líderes y ejercen su liderazgo no se limitan a informar; deben auspiciar y abanderar los debates que sean primordiales para el territorio en el que se incardinan. Por eso en el encuentro con el presidente no podía dejar de aparecer la pregunta: ¿está el Gobierno andaluz dispuesto a retomar la vieja pero necesaria idea de unir por alta velocidad las dos principales ciudades de la comunidad?

El simple anuncio de Moreno de que su gobierno trabaja en incipientes estudios de demanda como paso previo a plantear un «puente aéreo» que recorra ese trayecto en sólo 50 minutos —ahora se tardan dos horas— vino, de un lado, a sacudir de nuevo las vergüenzas de una administración, la socialista, que enterró casi 300 millones de euros cuando se creyó imparable. En vía muerta quedaron los casi 80 kilómetros de plataforma ferroviaria entre Osuna y Antequera que construyó hace más de una década.

Pero, montado como está en su locomotora, con una breve alocución el presidente consiguió también demostrar de nuevo la extraordinaria debilidad del liderazgo de Juan Espadas, al que el alcalde hispalense, de su partido, le reventó inmediatamente su discurso oficial de que lo de Moreno era un mero anuncio electoral.

Lógico. Pueda o no hacerse ya, la necesidad de una infraestructura así resulta inapelable. La unanimidad, salvando a Espadas y los territorios que con razón se sienten discriminados, fue total. Una vez más el líder socialista perdió la oportunidad de erigirse como tal. Claro, que si llega tarde a enmendar todo un presupuesto, cómo pedirle que se monte en un tren de alta velocidad.