Machadianas

El tiempo machadiano se coló en el Congreso pero con el verso basto de quien no sabe lo que lee. Pedro Sánchez, que ya dijo que Antonio Machado era poeta soriano porque es hijo del poco leer y de la era de la mundanidad digital, recurrió a la cita culta para salvarse de tanto vacío. Hoy en España la cultura ha quedado reducida a coartada de prestigio o a epílogo decorativo de algunos telediarios. Y Feijóo se fio de asesores de la urgencia y el argumento de tweet para caer en la trampa de los eruditos a la violeta de esta época ciberágrafa. Si cabe, su papel en esta farsa es aún más ridículo.

¿Qué pensaría Antonio Machado si por un momento se asomara a esta España de charanga y pandereta? La verdad es que nuestro poeta intuyó muchas cosas y personajes que hoy campean a sus anchas por una España de iras y rencores. Están los don Guidos de siempre. Y siguen presentes también los españolitos de esas dos Españas que siguen helando el corazón y las banderas.

«Entre el vivir y el soñar hay una tercera cosa. Adivínala», escribía el poeta en sus «Proverbios y cantares», el libro de donde sale ese verso misterioso que ha confundido a los ignorantes y populistas: «Hoy es siempre todavía». Adivina qué significa el enigma poético y metafísico de nuestro poeta.

Sigue vagando el espíritu de Antonio Machado por el alma dolorida de España. Desde la lejana tumba de su exilio -éste sí y no la bufonada burguesa de Waterloo- continúa dando lecciones de dignidad y memoria. Hay poetas que son nuestro legado más ejemplar. Y el orgullo que nos salva de los farsantes en esta tierra de Caínes.