todo irá bien

Un precio razonable

En España no queremos inmigrantes, queremos ciudadanos de pleno derecho, libres y ordenados

Mientras te estrangulan

Los judíos que quedan

No tenemos un problema de inmigración sino de reincidencia. Y la reincidencia no la causan los inmigrantes sino cualquier agresor que crea que puede lograr sus objetivos a un precio razonable. Los independentistas lo creyeron y por eso intentaron destruir el Estado, hasta que ... el Estado se defendió y les explicó cuál era el precio. Primero el presidente Rajoy y luego el juez Manuel Marchena actualizaron las tarifas de la secesión y los rebeldes decidieron no pagarlas. Algunos se entregaron, otros se fugaron, pero el precio no lo quisieron pagar. Puigdemont no vuelve a España no porque no pueda sino porque tendría que pagar y no quiere el precio de sus actos.

España tiene inmigrantes porque necesita inmigrantes, y porque el movimiento del mundo se basa en los que van y vienen en busca de una vida mejor. Salir a la caza del inmigrante es racista. Lo civilizado es mejorar nuestras leyes, de muy escaso precio para malhechores; proteger nuestras normas de convivencia, que saltárselas es muy barato y no sólo para los inmigrantes, por cierto; y por supuesto respetar nuestras raíces cristianas, que despreciamos en nombre de un laicismo jacobino y brutal al que ningún magrebí nos ha obligado. Nunca es elegante pensar que la culpa es de los demás. La culpa, por definición, siempre es nuestra. Sólo así nos medimos en condiciones con nuestro destino. Y nosotros tenemos una izquierda que no entiende que la primera causa de desigualdad es la inseguridad, y una derecha más obsesionada en desbancar a la derecha y en no perder votos por el otro extremo que en presentar –y tener– un modelo de sociedad claro, justo y homologable.

La causa de la reincidencia es que las leyes están mal hechas, igual que hay ocupas no porque tengamos un problema de acceso a la vivienda, que lo tenemos, sino porque la ley no sólo permite sino que fomenta la ocupación contra el principio fundamental –no del capitalismo sino de la libertad– de la propiedad privada.

El centro-derecha español tiene que poder hacer algo más que perder los debates ideológicos con la izquierda, por miedo a que les llamen fascistas, como ha sucedido con el papelón de vergüenza ajena que Feijóo y Moreno Bonilla han hecho con Israel; y tiene que tener una voz propia, realista e inteligente, que le permita hacer algo más que este insondable ridículo cuando va a remolque de Vox, intentando parecerse pero no tanto.

El carné por puntos de los inmigrantes es cursi, racista y todo el mundo sabe que no va a aplicarse. Lo único creíble, como en cualquier democracia articulada, es cambiar la legislación y hacerla más justa, comprensible y exigente para todos. En España no queremos inmigrantes, queremos ciudadanos de pleno derecho, libres y ordenados, y esto sólo se consigue recordando a los delincuentes, sean de donde sean, que no lo van a conseguir y que además el precio no va a ser razonable.

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