TODO IRÁ BIEN
Los judíos que quedan
Si habláramos sólo de una guerra o de una franja, no llevaríamos más de dos mil años hablando
Mientras te estrangulan
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Iniciar sesiónLa debilidad es el corazón del odio a los judíos. Las tiranías son formas de complejo e inseguridad y todas fueron antijudías. Lo que odias de un judío no es su nariz sino tu despreciable reflejo en su superioridad. Tu humanidad temblorosa, resentida. Te odias ... a ti y es una rabia violenta, asesina. Cualquier terrorismo te parece aceptable por no tener que enfrentarte a lo que Israel te recuerda que nunca llegaste a ser.
Los pobrecitos son los grandes verdugos de la Historia. Hamás son hoy los pobrecitos. Gaza es la manera que tienen de decir «Hamás» los pobrecitos. ¿Qué fue Hitler sino un patán consumido por un patético sentimiento de inferioridad?
Hay una manera judía de comprometerse, de resistir, y es una manera que habla a Dios a la cara y se mide con la entera dimensión humana. Hay una manera judía de creer y no renunciar, de mantener la presión más allá de los propios límites hasta ganar con una fuerza que no sabíamos que teníamos. Esto irrita demasiado a la turba confundida, devaluada, descreída, destensada, que cede siempre al chantaje pero ni siquiera es necesario llegar tan lejos, porque se rompe mucho antes ante cualquier prueba de verdadero amor que se le exija. Las embarcaciones de esta flotilla han sido una metáfora de sus tripulantes que, tan dura, ni a mí se me habría ocurrido.
Sin embargo Israel comprende tu dolor y quiere ayudarte, pero te da demasiada vergüenza lo bajo que has caído, y aunque te beneficias del trabajo sucio que hace por ti, dices «genocidio» o «masacre». Como todos los desgraciados, odias al que te echa una mano y sobre todo si te perdona la deuda. Tienes un «yo» tan lastimado que hasta ser agradecido le hace sentir pequeño.
Si habláramos sólo de una guerra o de una franja, no llevaríamos más de dos mil años hablando. Si en cada momento histórico el enemigo hubiera sido éste o aquel, podría ser culpa de los distintos enemigos; pero si siempre ha sido el mismo enemigo, y siempre el mismo para todos, tal vez tendríamos que buscar la culpa en nuestros instintos y en nuestros corazones.
Mira Europa lo que se ha hecho y piensa en el odio que sientes por Israel y por cómo enfrenta el mal: eres débil, demediado, has permitido que tu milenaria élite cultural se redujera a escombros en menos de veinte años, eres esa víctima enroscada de ti mismo que te envenena y te destruye. Los que estos meses han abandonado Israel, en realidad ya no estaban. Hace tiempo que se marcharon. Fue justo cuando los judíos tuvieron la desfachatez de sobrevivir a Auschwitz y tantas ratas colaboracionistas, por no tener que mirar a los miles de judíos que mandaron a la muerte, miraron y miran a los islamistas para que acaben con los judíos que quedan. Ni matándolos a todos podrán borrar la infamia que les perseguirá para siempre.
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